viernes, 23 de marzo de 2012

Un poema: La ciudad

La ciudad

Dices: "iré a otras tierras, a otros mares.
Buscaré una ciudad mejor que ésta
en la que mis afanes no se cumplieron nunca,
frío sepulcro de mi sentimiento.
¿Hasta cuándo errará mi alma en este laberinto?
Mire hacia donde mire, sólo veo
la negra ruina de la vida,
tiempo ya consumido que aquí desperdicié".
No existen para ti otras tierras, otros mares.
Esta ciudad irá donde tú vayas.
Recorrerás las mismas calles siempre. En el mismo
arrabal te harás viejo. Irás encaneciendo
en idéntica casa.
Nunca abandonarás esta ciudad. Ya para ti no hay otra,
ni barcos ni caminos que te libren de ella.
Porque no sólo aquí perdiste tú la vida:
en todo el mundo la desbarataste.

De Konstantinos Kavafis, en versión de Ángel González.

martes, 20 de marzo de 2012

Breve historia de la búsqueda de un libro

Todo tiene su historia, unas son más curiosas, más divertidas, más especiales, o lo que sea que otras, eso está claro. Por ejemplo, yo empecé a coleccionar El Principito antes de haberlo leído, siquiera. En Alemania, el primer verano que pasé allí. Por una serie de razones que no recuerdo, la madre de una amiga mía, después de hablarme del libro durante varios días y darme un par de cedés con el audiolibro de "Der kleine Prinz", del que no entendía una de cada dos palabras, decidió, el último día de mi estancia allí, en una librería que caía de camino, mientras íbamos al aeropuerto, comprar la edición en papel y regalármela, para que me fuera más fácil comprender lo que decían. Eso fue en el verano de 2007, en Neckargemünd.

Hoy, casi cinco años después, con no demasiados principitos, ha aparecido otro en el buzón. No lo esperaba aunque fuera yo el que lo buscó y lo pidió en tres librerías de Groningen hace poco más de un mes. No lo había pensado antes de ir -de lo contrario habría intentado programar un viaje a Frisia-, y fue estando allí cuando caí en la cuenta de que el frisio existía. Es decir, fue cuando me dije a mí mismo que por allí cerca se hablaba una lengua poco conocida, a dos horas escasas, y recordé también que, unas tres semanas antes, había encontrado en la biblioteca de la Facultad una gramática básica del Frisio editada en Groningen. Así que me puse (nos pusimos, que arrastré a una amiga conmigo) a buscarlo.

En la primera librería no pensaban que existiera, es decir, que fuera posible encontrarlo. Me dijeron que la editorial que lo había traducido al frisio había cerrado hacía ya algún tiempo, y que no conocían ninguna edición nueva. No creían que hubiera manera de conseguirlo. Lo sentían. 

Con las mismas, me fui a una pequeña librería especializada en libros infantiles un par de calles más allá. Me preguntaron si había pensado ir a Frisia, que estaba a dos horas y era fácil llegar. Me voy mañana, les dije, como excusándome por mi falta de previsión. Sólo pudieron darme el nombre de la edición y de la editorial (De Lytse Prins, Utjowerij), que, como ya sabía, había cerrado. Me recomendaron, como en un momento de lucidez absoluta, ir a la librería Van der Velde, cuyo dueño, o gerente, venía de Frisia, y quizá allí podrían ayudarme. Estaba girando la esquina a la derecha, a unos 300 metros en la misma acera. Un señor con aspecto de asiático afincado en Holanda se ofreció a acompañarnos un poco, iba en la misma dirección. Andaba y al poco se giraba para ver si seguíamos detrás, y en un inglés escueto nos indicó que era donde el cartel rojo en el que leíamos Boekhandel.

Allí volví a la carga con mi inglés tintado de alemán y le di a la dependienta todos los datos que conocía. No sabían si sería posible encontrarlo, tenían libros en frisio, pero ése... Aunque, de todas formas, un compañero suyo -no sé si era el mismo gerente al que se referían en la librería anterior- tenía contactos con librerías y editoriales frisias, pues había trabajado en una, de hecho, en la misma editorial Utjowerij. Vaya casualidad, me dije. No tenían mucha idea de que lo pudieran encontrar pronto, me dijeron que, si sabían algo, me avisarían. Yo estoy aquí hasta mañana. Vaya, qué mala pata. Pero mi amiga vive aquí, está hasta final de curso. Así que, le dio sus datos y le dijeron que la llamarían si sabían algo. Se ve que sí, que supieron algo, que un ejemplar apareció y, desde quién-sabe-dónde, ha ido a parar a Groningen y, de allí, a Salamanca, hoy mismo. Es de pasta dura, rugoso al tacto, de un color entre amarillo y beis. Uno de esos que sólo saben hacer, últimamente, en editoriales pequeñas, de esas que cuidan el libro porque sí.

Con el libro han llegado también postales y algo de chocolate belga, para acabar de endulzar el día. Un día de una semana que se presenta(ba) bastante dura. 


domingo, 4 de marzo de 2012

Para reflexión: Literatura y sociedad democrática

Escribe el recientemente fallecido Miguel García Posada en El vicio crítico verdades como puños. Una de ellas es esta:
"La gran literatura posee un grado de refinamiento que resulta difícilmente compatible con los usos de las grandes masas incorporadas a los hábitos del consumismo. No cabe esperar de los poderes públicos -de los poderes democráticos, quiero decir- especial atención o interés por la literatura. Los votos se consiguen patrocinando grandes competiciones deportivas. Dista de ser inocente que la literatura pierda puntos en los sucesivos programas de instrucción pública. Servir, lo que se dice servir, en el sentido más pragmático de la palabra, no sirve para gran cosa. Tampoco sirve para dominar con soltura el idioma materno, digan lo que digan algunos (ahí es nada: Góngora en una clase de lengua castellana)."
Miguel García Posada 
Sirva pragmáticamente o no lo cierto es que va perdiendo favores la literatura entre el sector político gobernante. Más ahora. No tengo muy claro qué está pasando, por ejemplo, en TVE, que había mejorado, lo sé sin ser prácticamente telespectador, y que ahora, hablo de oídas, pierde programas y demás. ¿Qué pasó con La isla de Viernes en Canal Extremadura? Yo no diría que la literatura, sino el arte y la cultura en general, pero dejemos el texto de García Posada así.

Y en Madrid se presentan otra vez a los JJOO, ¿no?