lunes, 27 de febrero de 2012

Cuando en el mundo es al contrario

Alles in der Welt läuft doch auf eine Lumperey hinaus, und ein Kerl, der um anderer willen, ohne daß es seine eigene Leidenschaft ist, sich um Geld, oder Ehre, oder sonst was, abarbeitet, ist immer ein Thor.
J.W.Goethe, aus Der Leiden des jungen Werthers

Todo en este mundo viene a parar en simple nimiedad y el hombre que por voluntad de otros, sin seguir sus inclinaciones o su propia necesidad, se consume trabajando por el dinero o por los honores, será siempre un loco. 
J.W.Goethe, de Las desventuras del joven Werther                        (Trad. de Manuel José González para Cátedra) 

domingo, 26 de febrero de 2012

Rebatirla

Cuando uno lee o escucha un poema lo adapta a sí mismo, a sus circunstancias, a su vida, hasta que encaja casi a la perfección. Aunque sea en el pasado.

El aire
Por abrazar el aire me he llegado hasta aquí. Solo por dar sentido a una carencia y rebatir la soledad. 
Ángel Campos

 Ahí está todo. Y quizá más.

martes, 14 de febrero de 2012

Pequeño diario de un viajero

Volver a la habitación vacía y desordenada de un invierno frío y seco tras el viaje no reconforta. Deshacer la mochila en la que va sobre la espalda el tiempo desaparecido -y nunca perdido- es reconocer la victoria de la desidia, del cansancio y el pasado. La derrota propia en la lucha por la permanencia.

El avión vuela ya desde el presente a un tiempo incierto: como era el venir, y ya dejó de serlo. No hay vuelta sin ida, pero siempre la ida tiene una vuelta. Siempre. Porque si se abandona, se huye, y la huida no es más un nuevo comienzo, una ruptura total.

La nieve se acumula en los cristales, choca contra ellos y contra ella misma, sobre el suelo, sobre el hielo que inunda los lagos, que da permiso a patinadores para caminar, como Jesús, sobre las aguas. Esta nieve que recibe a los novatos en el país no es siquiera un enemigo de quien la encuentra día tras día al salir a la calle, desde la habitación cálida y acogedora en la que se suceden los sueños, de quien, con los pies desnudos sobre el suelo enmoquetado, la observa al otro lado de su fortaleza con una taza humeante en las manos. Té caliente. La luz es tenue y suficiente. A veces incluso sobra.

Han pasado más de doce horas desde que salí y aún no he alcanzado el destino de esta locura extraña y, quién sabe si, absurda. Sobre los raíles el tren avanza con precisión y sin prisa, casi en silencio en una noche fría, supongo. Avisan por megafonía de que estamos llegando a la estación, fin del destino, creo entender. Gracias por usar el servicio, supongo entre sonidos guturales y curiosamente nasales. Las luces de la ciudad dan por bueno el viaje y, cuando empieza a divisarse el andén, dirijo la mirada en busca de quien espera, entre un abrigo grueso y necesario, una bufanda, gorro y guantes. Ahora sí, éste es el destino: la casualidad y la busca.

Es de noche y aún voy dormido, me cuesta andar. El viaje se hará largo, la estancia breve. No quiero ni pensar en la vuelta.

domingo, 5 de febrero de 2012

A propósito de aquello

Quien acaba de llegar ha hecho un camino, o incluso está en ello, y, puesto que lo importante no es sino el camino, quien debería hablar no es quien está, sino quien llega, quien se inventa, quien adelanta y acelera, quien se equivoca, quien canta a lo que no tiene o ni siquiera existe. Porque quien busca la melodía sabe cuál no es la correcta, y eso ya es algo, es más que nada, mucho más de lo que tiene quien cree tenerla, quien no se atreve con el nuevo sabor.

También en el error está la virtud.

Atrévete a errar.