lunes, 27 de diciembre de 2010

Sobre gustos y carreteras

Me gusta viajar. Me gusta el hecho de viajar. Me gusta sentir que bajo mis pies el mundo avanza. Me gusta sentarme en el asiento 56 del tren en Sevilla y aparecer en Granada horas más tarde. Me gusta mirar por la ventana cuando viajo. Conducir, despacio, por las calles de cualquier ciudad, conocida o no, en semisomnolencia, es un placer recién descubierto y actualizado día a día. Me gusta que el coche esté vacío, o que la gente calle, y se escuche la radio, sin más, y se desplace sin miedo y sin agravio por una carretera, mejor curvada que recta, mejor lenta que rápida, mejor por placer que por necesidad.

Me gusta conducir, lo reconozco, me gusta pero sin impaciencia, sin la presión de quienes pitan y pitan, de quienes corren, de quienes luchan con los demás por hacerse un hueco al adelantar, de quienes miran con violencia a los demás... Me gusta que la luz de los faros del coche avance en la oscuridad de la noche, en algún camino perdido y bacheado que llega a nosesabedónde. Me gusta. Me encanta.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Ser o haber sido

A mis espaldas aún está la cama sin hacer de un domingo sin resaca y con descanso. Las sábanas ya se han aireado lo suficiente como para poder hacerla: hace más de seis horas que dejé de dormir ahí, y aún así siento la extraña necesidad de verla deshecha. Sólo hoy.

Esta habitación que ya no me pertenece más que por los libros y la luz y el escritorio. Esta habitación que ya no es mía sino de lo que fui, del niño que ya ha muerto y a veces quiere renacer pero no sabe cómo ni dónde ni tampoco por qué o para qué. Ni cuándo. Es en esta habitación donde la luz aún habita sin mí, donde apenas puedo ser yo sin haber sido, donde el presente se vuelve pretérito sin futuro, donde, si lo pienso bien, no quiero ser, sino haber sido y, tal vez, empezar a ser, sin volver o seguir siendo.

sábado, 25 de diciembre de 2010

De cabeza

Si penoso para la cabeza es no tener hombros, peor es para el cuerpo no tener cabeza.” 


De Cantar de la hueste de Ígor, anónimo.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Contra el frío

El jueves salí. Me lo pasé medianamente bien, sí, para qué nos vamos a engañar. Pero alguien, en un acto de rebeldía contra el frío, decidió llevarse mi abrigo, que era bien calentito, y dejarme a mí a cuerpo frente a los pocos grados que hubiera a las seis y media de la mañana. Todo un detalle.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Antologías cercanas y un poema

Leyendo en esta blogosfera descubre uno cosas bastante interesantes, eso no se duda, pero pocas veces le son tan cercanas las publicaciones que se realizan y en las que, afortunadamente, no todos los contemplados quedan tan lejos.

Paula Campos y Álex Chico. Una por alguna que otra cerveza y el otro por alguien, su hermano, que lleva un camino parecido y bastante más cercano a mí, son la gran noticia del día. En la colección de poesía 3x3, de la que se presentan los libros 2 y 3 el próximo jueves, aparecerán poemas de los dos y, además, ambos en el número 3.

Enhorabuena.


Ciudad del hombre

me pregunto
por qué sé describir tan justamente
ese país en el que nunca he estado.

Juan Antonio González Iglesias



Volvería a este lugar
si lo hubiese habitado.
Buscaría mi exacta conciencia,
recordando nuevamente mi rostro
en cada esquina.
Ocuparía el atardecer
para que la ciudad me retomara,
rescatándome desde la tierra,
si pudiera,
como a un hijo suyo.
Si perteneciera a este paisaje,
plegado entre los valles que la concentran,
la voz de algún pariente me reconocería,
y volvería a hablar conmigo.
Yo me sentiría un ser prolongado,
asumido entre su especie.

Pero nunca he habitado este lugar,
mi paso por aquí no es más que un espejismo.
No he construido esta tierra,
ni puedo ocupar –es imposible - el silencio que la nombra.
Las aguas que la circundan no me pertenecen
y las voces que creí escuchar de mis parientes
anuncian, en otra ciudad, el final de este viaje.

(Álex Chico, de La tristeza del eco)

viernes, 10 de diciembre de 2010

(Sin)razones de peso

"¿Por qué ha de triunfar el hombre en lo que tiene de hormiga cuando fracasa en lo que le iguala a los dioses?¿O es éste el límite de sus designios?"

Los bandidos, Friedrich von Schiller

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Sobre la casa

Parece raro moverse demasiado sin ningún motivo concreto. En las últimas semanas lo que menos he hecho ha sido comer en casa, por ejemplo, aunque realmente ahora no sé qué considero exactamente casa. Tal vez casa sea Salamanca de una vez por todas, o quizá siga siendo Zafra. A lo mejor casa es ahora España, esta península de locos (ex)caballeros andantes, o posiblemente sea Europa en general. No lo sé, y no sé si me preocupa mucho saberlo, pues creo que tengo algo claro, y es que en cualquier sitio, últimamente y siempre que tenga un libro, uno se siente como en casa. O eso o que alguien vaya a por uno a la estación y no le deje vagar solo por este mundo cada vez más indómito.

A veces está bien tener tantas casas y una sola vida.