lunes, 27 de diciembre de 2010

Sobre gustos y carreteras

Me gusta viajar. Me gusta el hecho de viajar. Me gusta sentir que bajo mis pies el mundo avanza. Me gusta sentarme en el asiento 56 del tren en Sevilla y aparecer en Granada horas más tarde. Me gusta mirar por la ventana cuando viajo. Conducir, despacio, por las calles de cualquier ciudad, conocida o no, en semisomnolencia, es un placer recién descubierto y actualizado día a día. Me gusta que el coche esté vacío, o que la gente calle, y se escuche la radio, sin más, y se desplace sin miedo y sin agravio por una carretera, mejor curvada que recta, mejor lenta que rápida, mejor por placer que por necesidad.

Me gusta conducir, lo reconozco, me gusta pero sin impaciencia, sin la presión de quienes pitan y pitan, de quienes corren, de quienes luchan con los demás por hacerse un hueco al adelantar, de quienes miran con violencia a los demás... Me gusta que la luz de los faros del coche avance en la oscuridad de la noche, en algún camino perdido y bacheado que llega a nosesabedónde. Me gusta. Me encanta.

2 comentarios:

  1. Sin duda la calma, la sensación de estar en el mundo pero a la vez estar en algo parecido a una dimensión paralela, sin ruido, sin nadie que te moleste a tu alrededor... Es algo que gratifica y que te permite centrarte en lo que realmente te hace feliz.

    Feliz año :)

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  2. Debe ser todo un placer conducir así, a ver si me saco el carné y lo compruebo de una vez xD

    Besos y feliz Año :)

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