sábado, 26 de febrero de 2011

viernes, 25 de febrero de 2011

Sobre la vida

Entre mis temas favoritos, cuando escribo, está el del no-regreso. Todos lo sabéis, porque estoy cansado de escribir cosas relacionadas por aquí. No sé por qué, pero siempre queda una pequeña sensación de que no todo es lo mismo, que ha cambiado incluso más de lo que imaginabas. Hoy no sé realmente lo que pasa.


Sentía la necesidad de ir al instituto en el que aprendí a ser lo que soy, en el que me enseñaron a apreciar las cosas, en el que las palabras toman un sentido que pervive latente sin llegar a hacernos cosquillas, y a buscar esas cosquillas en la gente. Con las palabras. En el que la literatura no la inyectaban, sino que la compartían. Me enseñaron a hacer sólo lo que realmente me gusta. Me enseñaron y quise aprenderlo.

Así me he ido al instituto.12.30 aula D23. En mis tiempos era la 91, creo. Me hubiera gustado encontrarme con algún profesor de literatura, pero no, iba a ver a una profesora en concreto, iba a verla a Ella. Tenía clase. Una sola alumna con pocas ganas de traducir, más bien con ganas de escuchar y compartir, de pasar un rato entre casi compañeros. Y eso hemos hecho, compartir. Experiencias, sensaciones, sentimientos.

Nos ha invitado a los dos a tomar algo en la cafetería. Ha dejado su labor de enseñante, para hacer otra mucho más importante, la de Profesora. Así, con mayúscula. Y así ha pasado el tiempo de clase y alguno más. Espérame, si quieres, que voy a ver cómo están los niños -tenía otra clase-, los llevo al salón de actos, al teatro ese, y ya nos vamos. La he esperado. Y la he visto venir sonriente, como siempre, haciendo ruido con los tacones. Un ruido eterno y vivificante.

Me ha acompañado hasta la puerta. Me ha dado las gracias. Por ir. Por acordarme de Ella. Por trabajar. Me ha confesado que la animé, dice, por mis notas, porque veía que lo que hacía servía de algo, porque el último año en el instituto para mí, no fue un buen año para Ella, no me ha dicho por qué, sólo que por cosas personales. Yo las conozco, grosso modo, que diría Ella, pero las conozco. Y me ha dicho que ha pedido traslado, a Sevilla, dice, o a Granada, a casa, donde está la familia, o lo que queda de lo que fue, donde están los amigos que fueron y ahora sólo son colegas o conocidos. A mi edad, me repetía. A mi edad y mira dónde ando, sin saber qué va a ser de mi vida. Y las cosas no están como estaban, ese año tuyo estaban mucho peor, pero me animaste, tú y los demás, pero sobre todo tú. Es esfuerzo tuyo, insistía, pero yo creía que servía lo que hacía, que a alguien le serviría, y le gustaba, y no sabes qué alegría. Casi entre sollozos.

Le he contado mis planes de futuro, y me ha mirado, sonriendo, y me ha dicho:¿Y las Clásicas? Sabiendo que siempre he querido, y reconociendo, en mi interior, que si en parte no las estoy estudiando es por miedo a no dar todo lo que Ella merece, por como ha sido. Por su pasión y sus ganas. Su valor. No me gusta hacer las cosas a medias. Exigente, que dice Ella. No, exigente no, justo.

No sé qué va a ser de mí, Manuel, ya ves, quizá vuelva al punto de partida, pero las cosas han cambiado tanto...

Quizá, le he dicho, la próxima vez que vaya a verla tenga que hacerlo en Granada. Y lo haré. Volveré. Sea adonde sea, porque, hay una cosa que yo no le he confesado, también por miedo, mis apetencias de ser profesor no vienen sino de Ella. Sobre todo de Ella.

Nos hemos despedido. Nos hemos dado las gracias, cada uno por sus motivos. Yo seguía estupefacto porque, a quien yo admiro, me agradeciera algo... Nos hemos deseado suerte.

Hemos vuelto a despedirnos.


Quizá se vaya de aquí para siempre, y entonces será cuando podré decir que los lugares no existen. Nacen con quien los habita.


Gracias, Concha.

jueves, 24 de febrero de 2011

De viajes y buzones

El camino a casa se hace extraño una y otra vez. La última vez era aún de noche cuando el tren partía de la estación de Cáceres. Ahora el Sol deja un color dorado fuego en las fachadas de los edificios. Salamanca también ha quedado atrás. Antes. Y Béjar y Plasencia. Y el Jerte. Ese río tan vivo y misterioso.

Es curioso que la gente aún mire los trenes como a seres mitológicos, tanto escasean por estas tierras dejadas de la mano de políticos y autóctonos…

Voy pensando en esto, no en los de los trenes, sino en la extraña vuelta, y en mi buzón. Aparentemente no tienen nada que ver lo uno con lo otro. Pero sí. Hoy he vuelto a abrirlo, como casi todos los días, y ha vuelto a sorprenderme, a alegrarme el día, lo que he encontrado dentro. Si ha recibido, postales llegadas desde muy lejos, ahora había un libro envuelto en papel azul -característico, por otro lado-. He subido a casa abriéndolo. No todos los días se encuentra uno esto. Blanca vuela mañana. Tenía la maleta preparada. Dentro: Almas muertas, Páginas en blanco, Obras completas de Antonio Machado. He cambiado éste último por Blanca vuela mañana con la intención de leerlo este fin de semana. No es largo. Lo curioso de todo esto es que no es mi cumpleaños ni ninguna otra fecha tomada por especial por la sociedad de nuestro tiempo, y es lo que lo hace más encantador. Lo primero que he pensado ha sido: Libros que vienen por los que van: Hace un año, quizá algo menos, le regalé, también sin motivo, otro libro de la misma autora -Dulce Chacón- a quien ahora me “entrega” éste. Ése lo compré en Zafra, no sé, me hacía especial ilusión comprarlo para regalarlo en el pueblo de quien lo escribió. Ahora éste me lo llevo a casa, para leerlo cerca de donde nació Dulce. Son cosas quizá absurdas, pero que a uno, por absurdo, tal vez, le hacen ilusión. Lo segundo que he pensado ha sido: ¿Por qué no personalmente? Y tras hacerme esta pregunta he obtenido dos conclusiones, que no respuestas: 1.Prefiero estas cosas en persona, no sé por qué. 2.Quizá sea mejor así, suelo aparentar poca ilusión -no es desconocida mi falta de expresividad natural-, y la verdad es que me ha hecho bastante.

Así que voy a casa, extrañamente, con los míos, con un libro de aquí y de allá. Como uno mismo, nacido aquí, llevado allá, creciendo una y otra vez en sitios diferentes, o, parafraseando a Nicanor, naciendo una y otra vez, como las historias, que nacen, y existen, sólo si se escuchan.

Gracias, Adelita.

lunes, 21 de febrero de 2011

En Berlín Alexanderplatz

Leo Berlín Alexanderplatz y me encuentro:

"Jefatura de Policía [...] del Land de Berlín, Charlottenburg, Neukölln, Berlín-Schöneberg, Wilsmerdorf, Lichtenberg y Stralau, así como de los distritos de Berlín-Friedenau, Schmargendorf, Tempelhof, Britz, Treptow, Renickendorf, Weissensee, Pankow y Berlín-Tegel [...]. Le ordeno que abandone la zona indicada en un plazo de quince días."
Berlin Alexanderplatz, de Alfred Döblin.
Y pienso que recorro cada uno de esos lugares que ya he pisado, y pienso que vuelvo a estar allí. Y estoy seguro de volver. Y temo tener que abandonarlo, en quince días, cuando sea, aunque aún no sea mía la ciudad.



Aunque sólo son fragmentos de este libro, ya había tenido antes muchas ganas de leerlo, pero en alemán, y en Berlín, a ser posible, quizá no en Alexanderplatz, pero cerca. Y ahora tengo bastantes más. Y me veo en la librería Mayersche, en el segundo piso, a la izquierda, en la sección con los libros blancos de la Deutsche Taschen Verlag, con Berlin Alexanderplatz llamándome una y otra vez. No es 1929 en mi paseo. Y es agosto.

domingo, 20 de febrero de 2011

Frialdad

"...ist höchstens ein Zeichnen von Kaltblütigkeit. 'Um sechs hat er noch im Kafeehaus gefrühstückt, und um sieben hat er sich erschossen'..."

Leutnant Gustl, de Arthur Schnitzler

("...es un elevado signo de frialdad. 'A las seis desayunaba en el café, y a las siete se disparó'...")

miércoles, 16 de febrero de 2011

Un poema de José Hierro

He recordado unos versos de José Hierro (Quería todo o nada,/por eso dejó todo,/para tenerlo todo) que me han hecho acordarme de un soneto que en su momento me encantó y ahora me sigue pareciendo increíble, por mágico, por real y casi por incomprensible, pero, sobre todo, por sencillo:

VIDA

Después de todo, todo ha sido nada,
a pesar de que un día lo fue todo.
Después de nada, o después de todo
supe que todo no era más que nada.

Grito "¡Todo!", y el eco dice "¡Nada!".
Grito "¡Nada!", y el eco dice "¡Todo!".
Ahora sé que la nada lo era todo,
y todo era ceniza de la nada.

No queda nada de lo que fue nada.
(Era ilusión lo que creía todo
y que, en definitiva, era la nada.)

Qué más da que la nada fuera nada
si más nada será, después de todo,
después de tanto todo para nada.

José Hierro

lunes, 14 de febrero de 2011

La magia del alemán III

Donau (Danubio) + dampfen (echar humo, humear) + Schiff (barco) + fahren (ir) + Gesellschaft (sociedad) + Kapitän (capitán) + Frau (mujer)= die Donaudampfschifffahrtsgesellschaftskapitänsfrau (La mujer del capitán de la Sociedad de Navegación a Vapor del Danubio).

Facilidades ya establecidas para San Valentín

"No -repitió-, no creo que nunca me enamorara como dices. Al igual que nunca padecí hambre porque tenía la comida a mano."

El manuscrito sellado, de Antonio Prieto

domingo, 13 de febrero de 2011

Sobre el mirar

Ayer, en una afortunada salida nocturna por algunos bares salmantinos, descubrí, definitivamente, lo que intimidan, gritan, sostienen y valoran las miradas.

Recibí, o vi recibir, según el caso, miradas que suplicaban perdón, implorantes, aletargadas y como absurdas en el ruido; otras silenciosas y faltas de atrevimiento, puras y tímidas a un tiempo, replanteándose el momento, buscando un hueco entre la realidad y la idealidad para fusionarlas ambas al menos un solo instante. No faltaban las de compasión, acompañadas de una sonrisa más o menos burlona, y respeto, quizá alguna de admiración, grande, dispuesta a escuchar... No sé en qué quedaron la mayoría de ellas, ya digo que no todas, de hecho casi ninguna, iba dirigida a mí.

Lo que está claro es que se mira, que se ve, que una mirada vale más que mis palabras.

sábado, 12 de febrero de 2011

Recuerdo futuro de querer volver

"Una ciudad como Zafra todavía es abarcable por la curiosidad humana. El mundo se hizo algo tan grande, tan ajeno al hombre, que tal vez tengamos que buscar rincones como Zafra para encontrarnos."

El manuscrito sellado, de Antonio Prieto

miércoles, 9 de febrero de 2011

Sobre aquello que te dije

Estaba a unos pocos clics de apagar el ordenador y cerrar el día, pero he decidido, por falta de sueño, leer algo, mirar si alguien había escrito últimamente algo interesante en algún blog, repasar tuenti, facebook para ver si había algo de última hora... Y sí.

Pocas veces uno se alegra tanto de una noticia, y si lo hace es porque sabe que la noticia no sólo es lo que se ve, y se lee, sino también lo que significa para quien la protagoniza. Yo mismo inicié el camino de este blog hace poco más de un año, y después de otros tantos blogs y un fotolog con prácticamente la misma función y que, aún hoy, aunque agonizante, sigue activo.

Al principio me tomé estos sitios como una especie de vacío legal entre la conciencia propia y la conciencia social, entre la realidad exterior y la interior, como un confesionario en el que nadie tiene que guardar secreto de confesión pero que poca gente incumple por una especie de conciencia colectiva enemiga de desvelar cosas fuera de este macromundo del blog. Y por eso me alegro, porque mostrar cosas al mundo suele servir para conocerse uno mismo en lo más íntimo, pero sin excederse, incluso sin mostrarse.

Con un título original, que nos recuerda la inconsistencia del mundo, la realidad más irreal e increíble, que nos indica que conocemos menos de lo que creemos y que, sin embargo, solemos pensar lo contrario, una compañera, más, una amiga, inicia un nuevo camino.

Bienvenida a la blogosfera, Raquel.

lunes, 7 de febrero de 2011

Vuelve mañana, o mejor: no vuelvas

Pongamos por caso que uno quiere estudiar un poco más de lo normal, hacer algo poco habitual en un tiempo poco habitual. Veamos, por ejemplo, dos licenciaturas a la vez, el último año de docencia como licenciatura (una pasa a grado, la otra a máster).Y pongamos por caso que, aunque a uno la cabeza no le suele ir muy bien, no está dispuesto a pagar cuatro veces más por un máster que le aportará, seguramente, menos. Pues bien, por lo que se ve, eso está feo. Y digo que está feo porque nadie sabe responderme al cómo y todos miran con cara de por qué.

Bien, vamos a la realidad, que no la hemos abandonado, pero bueno: Me dirijo a donde creo que está el Servicio de Orientación al Universitario (SOU) y me doy de bruces porque me había equivocado de sitio, esta vez ha sido culpa mía, vale, así que la señora, amablemente, recuerdo lo que me gusta la ironía, me ha indicado dónde está, y allí que me he ido.

Una vez dentro del SOU, la chica a la que le he empezado a contar mi problema (principalmente con la beca Erasmus) me ha dicho que ella no sabía muy bien cómo ayudarme y que le preguntara a su compañera, que era (sic) "más experta en esos temas". Me he cambiado de mesa y la chica, lo único que me ha sabido decir es que no coja más asignaturas de libre elección para hacer la Erasmus, que me puede perjudicar si hago lo de las dos carreras. Y también me ha dicho que procure llevarme bien con el administrador de la Facultad: mal vamos. Me ha mandado amablemente al primer piso, a ver a los de becas Erasmus, que son los que llevan esos temas. Esto es todo lo que ha podido ayudarme, y, anticipo ya, es la que más lo ha hecho.

Ya en el primer piso, un señor, de pie, sin intención alguna de sentarse en la mesa para hablar tranquilamente, me ha dicho que él no podía decirme nada, que fuera a hablar con el coordinador de mi Facultad, que era quien podría ayudarme, y que, a lo mejor, él me mandaría al coordinador de área. Pregunta por su despacho en secretaría, me ha dicho.

Sí, había salido de mi Facultad encaminado al no-SOU, para ir luego al sí-SOU y más tarde volver a mi Filología. He entrado en secretaría, y me han dicho que el señor en cuestión tenía dos despachos, pero que en conserjería me dirían dónde estaban. Pues nada, a conserjería que vamos, y allí me han sabido decir dónde estaban los dos, uno el que tiene como profesor y otro el que tiene como Vicedecano.

Pues bien, llamo a la puerta del primer despacho y, como era de esperar, no ha contestado nadie, he intentado abrir, y nada: cerrado. Así que he ido al Decanato, donde la secretaria del lugar me ha dicho, sorprendentemente, que no sabía si el tipo en cuestión estaba o no. ¿Para qué le pagan a esta mujer? Ha abierto la puerta del despacho de los Vicedecanos y, para mi éxtasis (casi como el de Santa Teresa), allí estaba él, pero, para mi desgracia, se iba, tenía prisa, a clase. Vuelve mañana, me ha dicho. Búscame, que me encuentras por la Facultad.

Todo esto para que luego me digan que lo que intento hacer es una locura y que es imposible, ya verás. Y bueno, si a esto le sumamos los "emilios" que me manda el administrador tratándome como tonto y llamándome estimada alumna... No debe de saber que Manuel es nombre de chico. Vaya panda.

Esto es, señores y señoritas, el vuelva usted mañana del siglo XXI: informatizado a veces, sí, pero igual de típico.

domingo, 6 de febrero de 2011

Lecturas cercanas

Tengo en mis manos un libro que tenía ganas de leer, y eso es lo que voy a empezar a hacer ahora, El manuscrito sellado (Seix Barral, 2010). Tengo ganas de leerlo por la cercanía que le espero pues, todo el desarrollo tiene lugar en Zafra ("Cursaríamos en la extremeña Zafra, reunidos en un antiguo alcázar acondicionado en Parador de turismo").

Cito de la contraportada:

"Don Celedonio, un viejo y acaudalado historiador, organiza una reunión con varios amigos en el Parador Nacional de Zafra para que, a la manera del Decamerón de Boccaccio, den testimonio para la posteridad del tiempo que les ha tocado vivir. El relato coral de ese encuentro será sellado y guardado en la fabulosa biblioteca de don Celedonio para uso de las generaciones futuras."


Me resulta extraño que un autor almeriense decida encuadrar toda la historia en Zafra, pero a la vez me alegra, me anima a creer que ha encontrado en mi pueblo, lo que otros buscan tan lejos.

viernes, 4 de febrero de 2011

Pensamientos para una vida

Es curioso cómo la vida es tan completamente cíclica. Hubo un momento en el que salir no me apetecía para nada, no le veía ningún sentido. Luego llegó el punto en el que me veía obligado a recuperar todo lo que creía que había perdido y en realidad nunca había tenido. Ahora, sentado en el sillón de una casa vacía y en el silencio sólo roto por el sonido de las teclas del ordenador, en la soledad de la vida independiente y orgullosa de serlo, la nocturnidad de los bares con música más ruidosa que melódica pierde todo el sentido que, irónicamente, recuperan las tardes de cafés y las cervezas reposadas.



En esto pienso mientras miro y recalculo horarios y vidas, mientras pienso qué será lo mejor y cómo podré hacerlo, mientras maldigo al EEES y me acojono de momentos futuros; y me envalentono.

La magia del alemán II

Wohnung (vivienda)+ Bau (construcción) + Förderung (fomento) + Gesetz (ley) + Vorschlag (proposición) = Wohnungsbauförderungsgesetzvorschlag: Propuesta de ley para el fomento de la construcción de viviendas