sábado, 26 de noviembre de 2011

Un poema de Christian Uetz

Hace poco una profesora me dejó un libro para poder hacer un trabajo, quédatelo, me dijo, ya sabes que me jubilo, tengo otro y no creo que tenga más alumnos este año a los que les pueda interesar o servir, así que, si quieres, te lo regalo. De ese libro es este poema.

Wenn wir keinen Sex haben: es ändert nichts.
Wenn wir uns nicht sehen: es ändert nichts.
Wenn die Wünsche nicht in Erfüllung gehen: es ändert nichts.

Aber das Wort davon ändert alles.

Christian Uetz, aus Das Sternbild versingt.
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Si no tenemos sexo no cambia nada.
Si no nos vemos no cambia nada.
Si no se cumplen los deseos no cambia nada.

Pero la palabra lo cambia todo.(1)

Christian Uetz, de Constelación en fuga.

1 La traducción es de Clara Janés.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Elecciones, mercancía y Venezuela.

A propósito de las elecciones, de los recortes venideros, en sanidad, en educación, de la venta de la dignidad -escasa era la que ya teníamos- de los ciudadanos de este país en concreto, por lo de que votamos nosotros, y del resto, que aunque ahora no voten están igual de jodidos, y de las manifestaciones tardías de ayer, me he acordado de una situación que viví en Alemania este verano.

Conocí allí a un par de venezolanos chavistas -uno vivía en Alemania, el otro sólo estaba de paso-, defensores del gobierno del señor Chávez. No es perfecto, decían, pero es lo mejor que le ha pasado a Venezuela en los últimos años, ha dado educación a quien no la tenía, escasa, sí, porque se han tomado profesores que no están preparados, que no habían hecho prácticas, porque se han necesitado miles de profesores que antes no existían para dar clase a gente, para educar en regiones en las que un colegio era impensable. Lo importante no es la calidad actual, sino que es un comienzo para lo que llegue en el futuro. 

Un par de semanas después de esto, apareció por allí otra chica venezolana, estudiante de Biología o Química, no lo recuerdo bien, en la Universidad de Granada. Ella, sin embargo, decía, me he tenido que ir a España a estudiar porque en Venezuela las Universidades no tienen prestigio, nadie te quiere si estudias en Venezuela, primero porque los medios no son los mismos, no sirven para nada, y segundo porque piensan que allí somos tontos, y es que lo somos, y lo somos porque Chávez ha construido un sistema educativo que no sirve para nada, una educación muy básica que no puede competir en el mundo, ninguna empresa nos quiere.

Me recuerda esto un poco a las elecciones, a la creación de una élite, aquéllos que pueden irse a estudiar a España, o a Estados Unidos, quizá, en el caso de quien viva en España, mientras se deja de lado, sin dignidad ni posibilidades, a quienes no pueden hacerlo o, simplemente, se conforman con estudios en Universidades públicas, entre otras cosas, porque estos estudios a las privadas no les interesan, y de más sabemos cuáles son.

Votar y, acto seguido, vendernos sin que ni siquiera paguen por nosotros.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Machado para el cambio climático

El otoño ha venido.
Nadie sabe cuándo (cojones) ha sido.

Las dictaduras democráticas

"Las democracias de ahora se permiten, más allá de sus fronteras, comportarse como si fueran dictaduras. Las democracias de hoy, en realidad, son las nuevas dictacuras, las dictaduras humanitarias y económicas: lo más hipócrita que hay. Vivimos en una época de hipocresía total, antes regía la violencia pura y dura, pero ahora estamos frente a una violencia azucarada, no menos brutal." 
Peter Handke en la entrevista que le hace Cecilia Dreymüller para El País. 

sábado, 5 de noviembre de 2011

De técnico a humano

"Ich möchte nicht da sein, niergends sein. Ich halte nicht von selbstmord. Das ändert ja nicht daran, daß man auf der Welt gewesen ist. Und was ich wünschte, nie gewesen zu sein. Ich habe nichts mehr zu sehen: ihre zwei Hände, die es nirgends mehr gibt, ihre Bewegung, wenn sie das Haar in den Nacken wirft, ihre Zähne, ihre Lippen, ihre Augen, die nichts mehr sehen.Wo soll ich sie suchen?" 
Walter Faber en la película Homo faber

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Me gustaría no estar aquí, no estar en ningún sitio. No considero el suicidio. Eso no cambia que uno ha estado en el mundo. Y lo que me gustaría es no haber existido nunca. Ya no tengo nada para mirar: sus manos, que ya no están, su movimiento cuando suelta el pelo a la desnudez, sus dientes, sus ojos que ya no ven. ¿Dónde debería buscarla?

jueves, 3 de noviembre de 2011

Conciertos de entrecurso

Este año pinta de conferencias y conciertos, de teatros, ahora que pisamos uno, de menos salir para llegar muy tarde, de más salir para volver después, de siglo XXI, en los libros -los escritos, los por escribir-.

He cogido hoy la programación de Actividades Culturales de la Universidad de Salamanca, y como todo cae tan cerca y las fiestas siempre se alargan más de lo inadecuado, aprovecharemos, lo que se pueda, los precios del teatro, las conferencias gratuitas.

Para muestra, un botón:


Insomnios de noviembre.

Noviembre es ese mes de las despedidas en las esquinas mojadas, de los saludos en los portales, medio iluminados por dentro, a quienes pasan por la calle o a los que cierran el paraguas a la entrada de casa. Noviembre es el mes del té en las noches de insomnio, del frío en los cristales, del calor junto a la calefacción, de los braseros en casa, en aquella casa de siempre. Noviembre es, por tener que serlo, el mes de las lecturas imposibles, también el de las posibles, y el de los versos a escondidas, y el de los besos en todos los cuartos. Este noviembre es todos esos, y, además, éste.