sábado, 23 de octubre de 2010

Vacíos

La necesidad de llenar un hueco vacío, eso es lo que me impulsa a escribir hoy.

Llevo todo el día frente a esta pantalla escribiendo unas cosas u otras, y eso que prefiero el papel, pero parece que todo se alía contra mí para que no pueda disfrutar de la suavidad de un folio en blanco bajo la mano que lo ensucia. Quizá sea una imagen más odiosa o terrible que bella, pero bueno, qué le vamos a hacer, a mí me gusta, y no pienso cambiar de parecer.

"El mundo habrá acabado de joderse el día en que los hombres viajen en primera clase y la literatura en el vagón de carga". Lo saqué hace poco de un libro, de la página 368, pero no sé de cuál. ¿Importa mucho quién lo escribió?

sábado, 16 de octubre de 2010

Proyectos

¿Para qué vamos a parar de hacer cosas, verdad? Hace poco se inauguraba una página conjunta que anuncié por aquí, el Piso de Marta, y ahora se inaugura otra, también conjunta, en la que, tras un tema propuesto, cada uno de los participantes tiene un espacio más o menos extenso de tiempo y un límite de doscientas palabras para dar una opinión, una crítica o lo que vaya tocando -dejemos fuera de lo de tocar elementos corporales, por favor-. Reflexiones sin contexto ya está aquí.

Espero dar noticia pronto de otro proyecto sureño, andaluz si nadie lo evita, que me ha gustado mucho, pero del que aún tengo poquita información.

Bienvenidos.

domingo, 10 de octubre de 2010

Otoño y cumpleaños

Uno, como todos, estaría bueno, va cumpliendo años. No es mi mayor pasión esa de cumplir años, bueno, más bien la de celebrarlo. Como mucho me junto con estos energúmenos a los que tengo por amigos y salimos a tomar algo, vamos, lo de siempre. Mi madre saca sus fotos de cuando servidor andaba a gatas, o de cuando el triciclo aún era más grande que yo y dice, innegociablemente desde hace varios años: "¡ais, cuando eras así!", "¿Cómo has podido crecer tanto?" y cosas por el estilo. La nostalgia, dice. Yo, mientras, poco tengo que hacer además de seguir con la Literatura Alemana. Este año sí, ha habido regalos que, no puedo evitarlo, me han encantado: Cuentos irradiados, un libro que me ha gustado más por lo que simboliza que por lo que en sí es; Travesuras de la niña mala, del recién estrenado Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa; unos calcetines, que siempre vienen bien; una bufanda, que las adoro y que, si nada lo impide, me hará compañía por tierras más al norte que esta piel de toro cuando la deje en noviembre; y un par de viajes, esos de noviembre. El mejor regalo es que los cumpleaños no cambien, que sigan siendo como son, sin sobresaltos, sin grandezas, con la gente de siempre, con los libros de nunca, con la tranquilidad del otoño. En otoño, dicen, caen las hojas y es un mes triste, por tanto. A mí me gusta el otoño, me gustan las hojas en el suelo, las que caen, esos árboles que, hartos y saciados del sol del verano, van a a la siesta en pelotas. Y las nueces. Y las avellanas. Y las noches junto al brasero y un libro en las manos. Eso sí que no va a faltar este año, los libros.



Por cierto, David, gracias. Y sí, vamos a perdernos teatro y eso no está nada bien, pero bueno, como compensación nos llevan a Madrid por -casi- la voluntad. Aceptaremos las disculpas, ¿no?

domingo, 3 de octubre de 2010

Vientos de agua

Hoy se llueve a sí mismo. El día se lava la cara y desaparece entre sus nubes. El agua avisa: El otoño no piensa volverse atrás. Menos mal.

Delante de mi casa, plantado por mi madre, hay un olivo que resiste los golpes del viento como puede. Aún joven su tronco no es más ancho que mi pierna, aunque bastante más frondoso de lo que cabría esperar de un olivo con un solo lustro de vida. Las aceitunas que colgaban de sus ramas, ahora ruedan por el suelo a merced del aire, que se entretiene jugando con ellas, con las verdes, incluso con algunas pocas negras que han madurado demasiado pronto.

Hoy llueve sobre nuestras cabezas. Nuestras cabezas han vuelto a dejar de importar. Vuelve a llover con fuerza. Sopla el viento como pocas veces lo hace por aquí.

viernes, 1 de octubre de 2010

Ingenios de pizarra

Según la pizarra del aula A27:

"La Torre de Pisa no está inclinada, está cursiva"

Terminaremos viéndolo todo como si fueran letras. Acabaremos locos. Seguramente ya lo estemos.