domingo, 20 de diciembre de 2015

Mi análisis ante las elecciones (II): Podemos, el voto útil y la paradoja Garzón.

    Éramos unos pocos los ilusos que en algún momento creímos en que la cuestión de la unidad popular sería algo real, aunque he de reconocer que duró poco. En un primer momento yo confiaba en que Podemos y Pablo Iglesias mirarían de frente los resultados de las elecciones locales y autonómicas y apostarían por crear una coalición fuerte para las elecciones del día 20 de diciembre. Poco duró la ilusión. Bien es cierto que nunca me ha llegado a convencer Podemos y su discurso abierto y ambiguo, palabras bonitas que no dicen siempre más allá que algo de lo que queremos escuchar. No olvidemos que Manuela Carmena y Ada Colau, flamantes alcaldesas del cambio, no tienen equipos formados sólo por Podemos, como nos quieren hacer creer los medios de comunicación.

     Al partido del cambio, como se autodenomina, ya le han caído algunas críticas a lo largo de su corta existencia y eso, por desgracia, a mí no me da la confianza que debería. La forma de elegir a sus candidatos fue cuestionada por los propios miembros del partido. No sé si aquello se silenció a golpe de mandamiento o se solucionó de buenas maneras, pero a mí me suena más a que se acallaron las voces críticas para evitar males mayores. Tengo la sensación de que Podemos ha sido muchos partidos a la vez y de que no en todas partes funciona como debería funcionar. Y la parte que, desde mi punto de vista, funciona peor, la que peor ejemplo da de cambio, es la de la ejecutiva nacional. Pablo Iglesias se ha ido ganando su hueco y se ha ido acomodando en el sillón. A lo mejor es el más capaz, no lo dudo, pero, desde fuera, a mí no me ha parecido del todo limpio la forma en la que él ha llegado hasta ahí. 

     Este partido, como digo, no me parece que se haya llegado a convertir en lo que se supone que iba a ser y ahora anda pidiendo el voto útil como lo han hecho siempre todos los partidos que se han visto con opciones de alcanzar cierto poder. Qué es el voto útil para Podemos, me pregunto, porque se ve que el voto útil para ellos no es lo mismo que para mí. Para mí el voto útil es el voto en el que creo de verdad, y ya digo que no creo que sea bueno que el partido del cambio haya desarrollado ciertos resquemores dentro de él mismo en tan poco tiempo. Una lástima.

     Andamos a vueltas desde hace años con lo de la utilidad del voto, y andamos otra vez a vueltas, o al menos yo conmigo mismo, con la democracia. La democracia se supone que no es miedo, o no debería serlo, y el voto útil sólo sirve para andar pensando en el miedo de que pase lo que no queremos que pase. El voto útil supone votar a un partido para evitar que gane otro, por miedo a que gane otro, y yo lo que quiero no es que no gane otro, quiero que gane el partido que me representa, el que dice las cosas como las cree, no el que me dice hoy OTAN no y mañana OTAN sí, ni el que me dice que es republicano pero que la República no es importante. El voto útil es el voto real, lo que quieren que hagamos de él es el voto del miedo. Y no creo que debamos aceptar eso. No podemos estar con la democracia del odio. No nos lo podemos permitir. 

     Y esto me lleva a la paradoja Garzón. Me he dado el capricho de bautizar así a algo que pasa en España a costa del voto útil y que es una de las mayores desgracias que pueden sucedernos estas elecciones. Alberto Garzón es uno de los políticos mejor valorados, ha luchado por sacar a su partido adelante pese a las dificultades y lo ha hecho bastante bien, ha apostado por la unidad popular que se supone que representa Podemos y Podemos lo ha dejado a él y otros muchos ilusionados que esperaban, esperábamos, que por fin la izquierda se juntara para hacer algo bueno, porque era el momento, es un político joven, preparado, nadie habla mal de él, porque no pueden, y, sin embargo, no he escuchado ni una ni dos veces eso de "votaría a Garzón, pero...". Curiosamente, el político que mucha gente quiere de presidente de gobierno en España no va a ser votado por la gente que lo quiere en ese puesto porque no tiene opciones, dicen. 

    Yo me pregunto: ¿entonces, la democracia es como echar la quiniela o es expresar el deseo de cómo se quieren las cosas realmente? A mí me dijeron que lo segundo, pero a lo mejor resulta que yo lo he entendido mal y consiste en meter en el sobre la papeleta del más votado, y entonces ganas, no del que quiere hacer el país que tú siempre has deseado. 

      A mí que me lo expliquen todo de nuevo.


Nota: Estoy un tanto dormido y tengo la sensación de que la sintaxis y el vocabulario bailan un poco, pero no puedo hacer nada ahora mismo para evitarlo. Y así se va a quedar.

lunes, 14 de diciembre de 2015

Mi análisis ante las elecciones (I): El gobierno

     Me propongo hacer un pequeño análisis de mis impresiones antes del próximo 20 de diciembre. Es cierto que estando fuera de España como estoy, no estoy del todo puesto en los últimos acontecimientos y en todas y cada una de las noticias que aparecen estos días, por lo que el análisis no será demasiado extenso, sino lo más intenso posible. Aquí va la primera parte. 
     
     El día 20 de diciembre son las elecciones nacionales. Después de estos cuatro años, cualquiera en su sano juicio diría que el Partido Popular está destinado a una derrota sin precedentes por su mala gestión al frente del Gobierno. No es que yo sea economista, pero, así a grandes rasgos, no parece que la labor de Mariano Rajoy y su equipo de ministros haya causado muchos beneficios a la sociedad española. 

     Desde la aprobación de leyes como la llamada Ley Mordaza, criticada y cuestionada por la propia ONU, el incumplimiento de promesas electorales, el aprovechamiento para sí de la televisión pública que hace el propio Partido Popular (la Familia, diría), pasando por la movilización social creada en contra de las labores de privatización de diferentes sectores -en Comunidades Autónomas gobernadas por el PP y a nivel nacional- o los casos de corrupción no resueltos, que llegan a manchar al propio presidente del gobierno, hasta la masiva emigración de españoles que no tienen más remedio que buscarse la vida fuera del país que los ha formado y en el que quieren vivir o la supresión de derechos laborales, el gobierno del señor Rajoy ha dado ejemplo de lo que es la mala gestión, si no para las empresas, que pagan impuestos los justos, sí para los ciudadanos, que se empobrecen a medida que pasan los días. 

    Viendo esto, como digo, estaría claro que el gobierno actual de España no saldrá elegido en las próximas elecciones. Pero claro, no contamos en este cálculo con que en el país en el que estamos del que hablamos la política es algo que se toca de puntillas, un par de discusiones alzando la voz y poco más, sin enjundia, como si hablar de política fuera algo que estuviera prohibido por alguna ley mítica y tácita, más importante que el propio bienestar. Quienes consiguieron los derechos que ahora estamos perdiendo lo hicieron con esfuerzo, sudor y sangre, no gratuitamente, pero la sociedad acomodaticia en la que vivimos no lo valora, y pasado el cénit del movimiento 15M, muchos han vuelto a sus casas confiando en que la salvación llegará por gracia Dios(?), o peor, han vuelto a olvidarse de que las cosas no van tan bien como la televisión y los periódicos cuentan. Pero de qué puedo quejarme yo, si al menos tengo trabajo, me dicen, como si tener trabajo fuera el único problema que deberíamos tener, lo único que debería importarnos, como si la calidad del trabajo y de la vida no importara. 

     Contando, pues, con el país del que hablamos, al que tanto importan la tradición y el amiguismo, al que le dan miedo el cambio y el riesgo porque así le presentan las cosas los medios de comunicación, como arriesgadas, al que la información y la autocrítica le son desconocidas, las cuentas cambian y el Partido Popular se convierte, por arte de magia, en el partido con mayor intención de voto. Fíjate tú lo que hace la incultura. Ayuda, quizá, y eso es cierto, que un tanto por ciento importante de los votantes ni siquiera van a tener la opción de depositar su papeleta en la urna el domingo por vivir en el extranjero, qué casualidad que los que se han ido por la gestión de quienes gobiernan no pueden votar para expulsar a quienes los echaron. 

     Resumiendo: los únicos que han salido ganando con todo esto han sido quienes pertenecen a las clases más pudientes, pero eso ya lo sabíamos antes de que empezara. Así que, si vivimos con peores condiciones de trabajo, si la deuda no ha descendido, si seguimos emigrando porque no hay forma de ganarse la vida en España, si privatizan servicios y los propios trabajadores se quejan de ello, si la corrupción está en el propio partido del gobierno, si los bancos y las grandes empresas siguen teniendo ganancias millonarias pero sus trabajadores cada día cobran menos y tienen contratos peores, sólo me caben dos opciones para que este partido vuelva a ser el más votado, o en España hay muchos ricos, o en España hay muchos gilipollas*. Sacad vuestras conclusiones. 

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*No quería emplear esta palabra, pero no he encontrado otra mejor. Pido disculpas a los lectores por mi falta de vocabulario en el caso de que ellos tengan un vocablo más adecuado.