viernes, 18 de noviembre de 2011

Elecciones, mercancía y Venezuela.

A propósito de las elecciones, de los recortes venideros, en sanidad, en educación, de la venta de la dignidad -escasa era la que ya teníamos- de los ciudadanos de este país en concreto, por lo de que votamos nosotros, y del resto, que aunque ahora no voten están igual de jodidos, y de las manifestaciones tardías de ayer, me he acordado de una situación que viví en Alemania este verano.

Conocí allí a un par de venezolanos chavistas -uno vivía en Alemania, el otro sólo estaba de paso-, defensores del gobierno del señor Chávez. No es perfecto, decían, pero es lo mejor que le ha pasado a Venezuela en los últimos años, ha dado educación a quien no la tenía, escasa, sí, porque se han tomado profesores que no están preparados, que no habían hecho prácticas, porque se han necesitado miles de profesores que antes no existían para dar clase a gente, para educar en regiones en las que un colegio era impensable. Lo importante no es la calidad actual, sino que es un comienzo para lo que llegue en el futuro. 

Un par de semanas después de esto, apareció por allí otra chica venezolana, estudiante de Biología o Química, no lo recuerdo bien, en la Universidad de Granada. Ella, sin embargo, decía, me he tenido que ir a España a estudiar porque en Venezuela las Universidades no tienen prestigio, nadie te quiere si estudias en Venezuela, primero porque los medios no son los mismos, no sirven para nada, y segundo porque piensan que allí somos tontos, y es que lo somos, y lo somos porque Chávez ha construido un sistema educativo que no sirve para nada, una educación muy básica que no puede competir en el mundo, ninguna empresa nos quiere.

Me recuerda esto un poco a las elecciones, a la creación de una élite, aquéllos que pueden irse a estudiar a España, o a Estados Unidos, quizá, en el caso de quien viva en España, mientras se deja de lado, sin dignidad ni posibilidades, a quienes no pueden hacerlo o, simplemente, se conforman con estudios en Universidades públicas, entre otras cosas, porque estos estudios a las privadas no les interesan, y de más sabemos cuáles son.

Votar y, acto seguido, vendernos sin que ni siquiera paguen por nosotros.

2 comentarios:

  1. Me gusta. Y no sólo (mierda, la tilde) me gusta, sino que la última frase me encanta.

    Están tirando la educación en este país. No tiene más que pensar en que en un barrio obrero de Granada han cerrado una biblioteca que sólo costaba mantener 120 000€ al año, mientras que se dan concesiones a televisiones, radios, obras de calles de lujo por millones de euros.

    Los que de verdad mandan, saben muy bien lo que hacen. Sin educación, no se sabe. Si no se sabe, no se piensa. Y si no se piensa, no se es libre.

    En fin, todo al carajo.

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  2. Sabía de la existencia de tu blog, pero hasta ahora no me había parado a leerlo reposadamente. A uno le alegra leer cosas así, no sabes cuanto.
    Salud.
    Pablo Ortiz.

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