Paula Campos y Álex Chico. Una por alguna que otra cerveza y el otro por alguien, su hermano, que lleva un camino parecido y bastante más cercano a mí, son la gran noticia del día. En la colección de poesía 3x3, de la que se presentan los libros 2 y 3 el próximo jueves, aparecerán poemas de los dos y, además, ambos en el número 3.
Enhorabuena.
Ciudad del hombre
me pregunto
por qué sé describir tan justamente
ese país en el que nunca he estado.
Juan Antonio González Iglesias
Volvería a este lugar
si lo hubiese habitado.
Buscaría mi exacta conciencia,
recordando nuevamente mi rostro
en cada esquina.
Ocuparía el atardecer
para que la ciudad me retomara,
rescatándome desde la tierra,
si pudiera,
como a un hijo suyo.
Si perteneciera a este paisaje,
plegado entre los valles que la concentran,
la voz de algún pariente me reconocería,
y volvería a hablar conmigo.
Yo me sentiría un ser prolongado,
asumido entre su especie.
Pero nunca he habitado este lugar,
mi paso por aquí no es más que un espejismo.
No he construido esta tierra,
ni puedo ocupar –es imposible - el silencio que la nombra.
Las aguas que la circundan no me pertenecen
y las voces que creí escuchar de mis parientes
anuncian, en otra ciudad, el final de este viaje.
(Álex Chico, de La tristeza del eco)
me pregunto
por qué sé describir tan justamente
ese país en el que nunca he estado.
Juan Antonio González Iglesias
Volvería a este lugar
si lo hubiese habitado.
Buscaría mi exacta conciencia,
recordando nuevamente mi rostro
en cada esquina.
Ocuparía el atardecer
para que la ciudad me retomara,
rescatándome desde la tierra,
si pudiera,
como a un hijo suyo.
Si perteneciera a este paisaje,
plegado entre los valles que la concentran,
la voz de algún pariente me reconocería,
y volvería a hablar conmigo.
Yo me sentiría un ser prolongado,
asumido entre su especie.
Pero nunca he habitado este lugar,
mi paso por aquí no es más que un espejismo.
No he construido esta tierra,
ni puedo ocupar –es imposible - el silencio que la nombra.
Las aguas que la circundan no me pertenecen
y las voces que creí escuchar de mis parientes
anuncian, en otra ciudad, el final de este viaje.
(Álex Chico, de La tristeza del eco)
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