Entradas

Mostrando entradas de enero, 2019

Vuelta después de Navidad. Parte II

Llegué, por fin, a Frankfurt y, por supuesto, como suele pasar en esos casos en los que tienes prisa, la puerta de embarque está a veinte minutos de las cintas, pero eso tiene una parte buena, que cuando llegas, ya están las maletas ahí dando vueltas. Aun así, falta lo otro que suele pasar en estos casos: la maleta que esperas sale de las últimas. Así que, como sé que probablemente ya no llegue al autobús porque falta media hora para que salga y la empresa te exige estar allí quince minutos antes de la salida o haber cancelado el billete para entonces, y como no sé ni dónde es ni cómo llegar, decido que, como máximo a menos cinco, cancelo el billete. Pues, efectivamente, cancelar, recibir el email de confirmación de que me devuelven 13€ de un billete de 18€ en forma de código de descuento y aparecer la maleta por la cinta. Más ajustado imposible. Me he cagado en todo, lógicamente. Hacía mucho tiempo que no estaba en este aeropuerto, la última vez, si no recuerdo mal, fue en el año 20...

Vuelta después de Navidad. Parte I

Hacía mucho tiempo que no viajaba tanto, que no pasaba tantas horas entre andenes y puertas de embarque. Volver a casa por Navidad siempre es, ante todo, viajar y compartir ruta con cientos de personas que, de un modo u otro, se convierten inesperadamente en compañeros, en cómplices. De vez en cuando una sonrisa, un gesto, una mueca, algo que nos indica que, sin conocer a otra persona de nada, está pensando lo mismo que nosotros. Las patadas en el asiento de los niños que, irremediablemente, siempre están sentados detrás de nosotros en el avión provocan un gesto acorde y paralelo en los viajeros, las prisas si hay algún retraso, en todos hace aparecer una indiscutible cara de angustia, así, en fin, conocemos sin conocer, compartimos íntimamente pensamientos por unos míseros segundos, pero comprendemos de algún modo que no estamos solos en esta travesía larga que a todos nos lleva de un punto a otro y pareciera que el viaje de nadie pudiera ser más extraño que el nuestro. El mío d...