Memoria y futuro
La memoria de uno es selectiva. O quizá ni eso. Es capaz de recordar, o de recrear, y eso ya no sé si sería memoria, sensaciones que tuvo con libros, clases, profesores, encuentros... pero no de unir nombres de autores, títulos, frases, ropa o siquiera caras. Por eso mismo suelo apuntar frases y autores y títulos y pequeños detalles que luego no recordaría y que, a no ser que los anote con mucha precisión, luego no sé ni a qué corresponden ni para qué los copié. Caos. Pero no por eso uno olvida, es decir, no por eso uno no sabe por qué hace tal o cuál cosa más o menos trascendente en la vida. Uno sabe por qué dejó de querer dedicarse a la traducción, o mejor dicho de querer estudiar traducción, para dedicarse a la literatura, a su docencia. Mucho tienen que ver las clases de bachillerato en eso, los autores desconocidos hasta entonces (aún recuerdo cómo conocí a Ángel González: acababa de morir esa misma noche, y "se suspendió" la clase para leer sus poemas: "Ni Dios es ...