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Mostrando entradas de octubre, 2014

Un pequeño apunte personal

Cuando supe que por fin me vendría a vivir al norte de Alemania, a trabajar en un instituto de Baja Sajonia, no pude evitar sonreírme y pensar en Fernando Aramburu.  Sálvense, a partir de ahora y por supuesto, todas las enormes distancias entre el easonense -me gusta a mí esta palabra, oye- y yo.  Sabía, y sé, sin despreciarlo, que para escribir, para retomar el contacto que tengo perdido con la literatura (la mía y la propia, pero sobre todo la mía) es necesaria la soledad, y de eso en este país no suele faltar. Es cierto que las similitudes son para quien las quiera ver, y posiblemente en este caso no haya ninguna.  No es que sea un admirador incondicional del escritor, no he leído toda su obra, de hecho, han sido sólo tres libros y de los más recientes - Los peces de la amargura, como lectura obligatoria en Bachillerato, Viaje con Clara por Alemania  y Años lentos , estos dos mientras vivía en Bonn- y reconozco que me gusta su literatura, aunque hubo algo en ...

Julio IV: Soria, día 3

El tercer y último día por tierras sorianas cambiamos de coche y de conductor. Pasó de conducir D. a hacerlo P. Se notaba, sobre todo, en la carretera: una, mucho más experimentada que el otro, se movía con fluidez por el asfalto. Después de terminarnos en el desayuno unos lacitos de hojaldre maravillosos, tomamos dirección hacia Tiermes, un pequeño emplazamiento celtíbero del que se conservan unos pocos restos bastante curiosos.  La carretera no era demasiado mala, como cabría esperar después de lo que habíamos visto los días anteriores. El último tramo, sin embargo, era notoriamente más estrecho; con dificultad pasaban dos coches por ella, algo a lo que no nos enfrentamos a la ida, pero sí a la vuelta. Junto al yacimiento se encuentra una ermita también románica, como el arte que nos acompañó durante los tres días en la provincia. Como en las ermitas que ya habíamos visto, ésta es de una sola nave y también posee un pórtico con esculturas, siguiendo el modelo de la que ya habíamo...

Cosas que no esperas

Alguien tiene un amigo que hace música y organiza concierto. Él mismo es músico y se encarga de estas cosas. Ésa, más o menos, es la explicación que me han dado para lo que acabo de vivir. Nunca me habían invitado a un concierto en un "doblao", en un desván. Cuando he llegado a la casa esperaba encontrarme con N. la chica que, de repente y sin esperármelo, me invitó a ir a su nuevo piso, en el que organizaban un concierto. Sonaba demasiado extraño como para poder perdérmelo.  N. es la inquilina del piso que fui a ver con la esperanza de podérmelo quedar a partir de noviembre. Ella tiene la esperanza de que también me pueda mudar a él, pero a ver, porque, de momento, otra chica ya se ha quedado esta noche allí a dormir porque no tiene nada más. Está difícil la cosa para muchos, no sólo para mí. Justo después de mostrarme el piso me dijo lo del concierto, me lo apuntó en un trozo de su libreta y me dio la dirección y la hora. Allí estaré, pensé. Y allí he estado. Al llegar N. a...