De nuevo los Balcanes (III): llegar a Mostar
En la estación de autobuses de Dubrovnik la gente empieza a impacientarse. Nadie sabe nada del autobús que cruzará la frontera y nos llevará a Mostar. Somos unos cuantos los turistas que esperamos noticias, que miramos uno por uno los autobuses que van llegando, para ver si alguno es el nuestro. Pasa el tiempo y nada, seguimos esperando y sentimos que estaremos más tiempo esperando en Dubrovnik de lo que dura el trayecto. Pero tampoco será así. Cuando un autobús blanco para en la dársena en la que esperamos, la gente se alza, muchos estábamos tirados por el suelo, cansados del tiempo y el calor y la sed y el desconocimiento. No hay ni un asiento libre cuando todos los viajeros ocupamos nuestros puestos, preparados para las próximas horas de viaje. Es evidente que no vamos a llegar a las siete y cuarto, porque para eso tendríamos que haber salido hace una hora y no tener retraso en la frontera, pero lo importante es que ya estamos en marcha. El trayecto nos lleva hacia el norte, co...