En Alemania es otoño. Uno de esos otoños en los que las hojas caen de los árboles, de verdad, de los que todo lo que rodea los árboles son hojas y más hojas, y no es el verde el color que lo domina todo. Alemania nos presenta la variedad del otoño, de la vida que se resucita, la que se va para volver a nacer poco después. El otoño es la magia de la vida circular y tranquila. Alemania es el cambio de prioridades.
Cada vez que vuelvo de allí, me siento más lejos de la tierra a la que llego. ¿Será acaso que tampoco es Salamanca mi casa? En Alemania uno se siente unido a la ciudad, al horario, a la vida, y se pregunta si podrá, en un futuro algo próximo, caminar por aquellas calles camino al día a día.
Volver a Alemania es viajar Extremadura; salir de Extremadura para ir Alemania es como salir de casa.
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