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Mostrando entradas de mayo, 2015

Hablemos de política: Mi jornada de reflexión

Hoy es jornada de reflexión , lo que supone que la campaña electoral ha terminado y hoy cada ciudadano, en su casita, decidirá, leyendo la prensa, los programas electorales y sumido en una profunda soledad reflexiva, quién quiere que sea el señor o señora, el partido o partida -de póker, por ejemplo, o una partida de armas y droga, que con nuestros gobernantes nunca se sabe- que va gobernar su municipio y/o su comunidad autónoma durante los próximos cuatro años.  Yo ya he votado, como nos corresponde a los españoles que estamos lejos de casa -aunque, claro, casa no tenemos ya allí porque ya no podemos votar en las elecciones municipales algunos de nosotros. Eso en el caso de que podamos votar, pero bueno-. Como decía, yo ya he votado, así que mi jornada de reflexión es inexistente, pero me gustaría dejar por aquí algo que creo importante: La gente es gilipollas  estúpida. Y cuando digo la gente no quiero decir "toda la gente", sólo hablo de "una gran cantidad de persona...

Escribir. La soledad, el silencio y el tiempo.

Me he propuesto actualizar más a menudo, por imposición personal y nada más, aunque tenga poco que decir. En realidad tampoco pretendo que todo lo que hay en este blog sea de éxito para la crítica y la audiencia (¿es audiencia la que lee? ¿es audiencia si se le lee?). Así que escribo, para ejercitar las palabras que salen cada día con algo más de dificultad de entre mis dedos, que se escurren o no se dejan moldear, creando entre ellas frases desesperantes en incoherentes, por mucho que lea en español, por poco -aunque lo intento- que lea en alemán.  A lo que voy es que desde la soledad de esta casa, a la que llamo cariñosamente -y despectivamente a la vez- zulo, subterránea en la que habito y también vivo, la soledad se siente a veces muy cercana. De vez en cuando aparecen unos gatos en el jardín que se ve desde la habitación, y unos pájaros, de alguna raza que desconozco y, al menos de momento, tampoco me interesa, se dedican a beber de un camión de juguete, del romelque, en el qu...

Escuchar leer

"Escuchar a alguien que lee en voz alta es muy distinto de leer en silencio. Cuando lees, puedes pararte o saltarte frases: el ritmo eres tú quien lo decide. Cuando lee otro es difícil hacer coincidir tu atención con el ritmo de su lectura: la voz va o demasiado rápida o demasiado lenta"   (Italo Calvino, en  Si una noche de invierno un viajero) , y, sin embargo, no podemos evitar escuchar a quien nos cuenta una historia, a quien nos lee, por el simple hecho de escuchar su voz abrirse entre el silencio de una habitación en semioscuridad, o no podemos evitar leer en voz alta, para ver cómo reacciona, cómo sonríe o cómo, quizá, llora la persona que escucha -si lo hace atentamente;  "pero lo que yo siento es de verdad" - nuestras palabras. Escuchar leer no es tan sencillo, es cierto, es necesaria una capacidad de concentración que en la lectura individual no es necesaria, pero cuando quien lee y quien escucha se conectan, cuando lo único que hay son las palabras de la ...

Literatura y política

Es tiempo de elecciones y uno tiene entre las manos la Introducción a la literatura comparada  de A. Gnisci. Y encuentra estas cosas: La literatura es necesaria a la política ante todo cuando da voz a lo que no tiene voz, cuando da un nombre a lo que todavía no tiene nombre, y especialmente a lo que el lenguaje político excluye o intenta excluir [...]. Pero hay también, creo, otro tipo de influencia, es decir la capacidad de imponer modelos de lenguaje, de visión, de imaginación, de trabajo mental, de correlación de hechos, en suma la creación (y por creación entiendo organización y elección) de ese género de modelos-valores que son al mismo tiempo estéticos y éticos, esenciales en todo proyecto de acción y especialmente en la vida política. Italo Calvino, en "Usi politici giusti e sbagliati della letteratura"   Quizá sea más tiempo de poetas que de políticos. Ojalá, aunque Platón nos odie .

Una imagen y una carta

Creo encontrarte al final de cada vaso de whisky que tomo en solitario a deshoras en el pequeño espacio en el que vivo. En las horas que pierdo creo también encontrarte. No necesito buscarte para saber que andas en alguna parte, en cualquier gesto, sin ni siquiera salir de casa, en alguna esquina de la habitación, persiguiéndome. Luego, en la calle, en la gente, en una sonrisa o en una mirada, en un paso o un tropiezo, en el tranvía o en los parques. En cualquier parte puedes aparecer de repente. Sin que te busque, sin que pretenda que estés, más bien todo lo contrario, Pero no se puede pretender lo contrario de algo sin ser consciente de lo que se niega. Como no se puede negar a Dios sin ser consciente de que en algún universo posible, en alguna mente inconsciente, existe la posibilidad de que haya un dios, cualquiera, o al menos sin su concepto.  Si me cuesta escribir y me propongo hacerlo, apareces, como de la nada, sin que te llame, y una vez que estás ahí, entonces, ya no pued...