No hay más motivo ni razón que me acordé de ti, no hay más motivo que ése, que esta canción que sonaba en la radio del coche, desde casa y de camino a casa; y la vida te dará los besos que tú puedes dar, o no, pero seguramente sí, cuando se pueda, sin cuentos, sin verdades ni mentiras, sin nada, sin olvidar, sin recordar aún, con el cuento aprendido y sin hacerle caso, jugando con fuego, enseñando besos y escondiendo frases, creciendo y como un crío todavía, muriendo con cada kilómetro, con cada segundo, con cada sol, buscando el principio, y la solución de una ecuación con miles de incógnitas.
Todo cambia, nada sigue igual, por mucho que diga. Todo sigue como estaba, nada cambia, por mucho que me contradiga.
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