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Mostrando entradas de julio, 2012

Diario de viaje: Leipzig.

Las clases siguen el ritmo normal, en el piso todo va bien y el tiempo sigue siendo completamente alemán, con sus cambios, idas y venidas, pero no podemos hacer nada contra eso. El sábado tocó Leipzig, una ciudad con gran protagonismo en la presión que ejercía el pueblo de la Alemania oriental sobre su propio gobierno y que terminaría con la caída del muro de Berlín. Le hicimos una visita al Fórum de la Historia (no tengo muy claro cuál es el nombre real, pero es algo así), y fue bastante interesante, visitamos un par de Höfe y pasamos por delante, sin llegar a entrar porque estaba atestada de turistas, de la Auerbachs Keller , allí donde Goethe se dedicaba a beber en lugar de estudiar y donde tiene lugar el famoso encontronazo entre los estudiantes, Fausto y Mefistófeles. Dos estatuas recuerdan la escena. En el Zeitgeschichtliches Forum hicimos un recorrido guiado por la historia de Alemania desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta la instauración de la actual República Feder...

Diario de viaje: ¿Por qué nunca tienen anguilas?

El tiempo empieza a parecerse a lo que suele ser en Alemania: mañanas lluviosas en las que apetece poco salir a la calle y que, de repente, se convierten en un soleado día en el que aprieta el calor y se iluminan los charcos que ha dejado la tormenta. El Elba no tiene un torrente demasiado potente en esta zona, apenas se escucha su fluido paso bajo el puente del ferrocarril o el de la carretera que lleva a Leipzig, sólo a veces el salto de algún pez, su regreso al agua tras esa pequeña eternidad en el aire, interrumpe el silencio que completa la puesta de sol. Anchas praderas de un verde húmedo, donde el camino parece no avanzar, se extienden a sus orillas. Poco más allá, al otro lado del río, estaba la frontera que separaba las dos Alemanias, la de la República Federal (BRD – Bundesrepublik Deutschland ) y la de la República Democrática (DDR – Deutsche Demokratische Republik ), la que separó durante tanto tiempo lo que no podía desunirse. Algo de esto nos han contado unas jubiladas co...

Diario de Viaje: Wittenberg. Primeros días.

Más o menos sin querer, he empezado una especie de sección en el blog. Como no voy a tener internet en casa estos días y seguramente no pueda escribir demasiado, voy a procurar ir escribiendo por aquí todo lo que vaya sucediendo en esta ciudad y en este país que tenga algo que pueda contarse, así tendré tiempo para que todo el mundo sepa lo que pasa y para tranquilizar un poco a quien pueda estar intranquilo. Me dejaré muchas cosas en el tintero y otra gran parte será poco o nada interesantes, pero bueno, una sección es una sección, y esta, además, va a ser poco meditada, es decir, escribiré y, según salga, así irá. Diario de viaje: Berlín. Día 2 El avión ha llegado puntual al aeropuerto de Tegel. Después de pasar toda la noche en vela el vuelo ha sido para descansar, o para intentarlo, pues 42 minutos dan poco de sí. Ya era bastante de día cuando el avión ha despegado, así que hay poco reseñable del vuelo además del pequeño desayuno (dulce y té) que oferta Lufhansa y que se echa mucho...

Diario de viaje: Aeropuertos: Frankfurt Airport

En este aeropuerto el silencio es solemne, sólo el aire acondicionado lo rompe, las televisiones, dos por cada puerta de embarque, apenas si se oyen y los viajeros, que a esta hora escasean, se dirigen en silencio a por sus maletas. Las tiendas ya han cerrado, los trabajadores, cansados, se juntan y se saludan. Todos, casi todos, van a casa mientras el aeropuerto queda vacío pero iluminado, como si la vida siguiera a pesar de los pocos que quedamos aquí. Junto a la cristalera, en esta especie de cafetería sin camareros y con la máquina de café apagada, se ven cientos de puntos rojos y azules, luces de todas las clases, coches de carga y algún que otro avión que, a estas horas, todavía tiene camino por delante. A mí me esperan unas pocas horas hasta que llegue el momento de tomar el otro vuelo con destino Berlín, y acercarse hasta Frankfurt en plena noche y sin conocer la ciudad quizá no sea la mejor idea, así que me quedaré en esta silla, acabaré con la batería del portátil, supongo, y...

Sin vuelta aparente

Hace tiempo -dos, quizá tres meses- que uno viene preparándose para esto: empaquetar y desempaquetar, encajar y desencajar  el tiempo y sus consecuencias, todo lo que han ido creando el espacio y las acciones, la amargura y el silencio. Tu silencio. Desde el principio sabíamos cuál era el final de esta historia, cómo habría de terminar todo si algún día empezaba de verdad, y cuando empezó no pudimos negarlo, no pudimos decirnos que no a nosotros mismos- No quisimos creer nuestra propia verdad, nuestra propia historia. Ahora ya han pasado tres años, las cajas se van vaciando de ropa y de papeles, y con ellos y las fotos la habitación se llena de recuerdos, de realidades sólo nuestras. Seguramente nunca más compartamos esa vida que nos unió al futuro, y seguramente el futuro no será como lo imaginamos cuando aún no conocíamos el presente, pero será el nuestro. Quizá, quién sabe, los recuerdos se pierdan entre otros muchos en la amarga melancolía de la edad, o tal vez permanezcan cuan...