En Alemania no suelo moverme en autobús. Los viajes así se suelen hacer eternos, y lo que en tren se hace en cinco horas se convierte en más de ocho programadas y, muy probablemente, a causa de los atascos, en alguna más. Sin embargo, he usado el autobús con cierta frecuencia en la última semana para acercarme a ver a amigos y conocidos por regiones bastante más meridionales que la de la ciudad hanseática en la que vivo.
Sumando creo que no han sido más de quince horas en total, aunque bien cierto es que la vuelta la hice en tren desde Göttingen. Esta ciudad, que en mi mente está exclusivamente relacionada con los hermanos Grimm y que en realidad es mucho más que eso, tiene una de las universidades con más renombre de Alemania, encargada de la importancia cultural, turística y científica de este enclave del sur de la Baja Sajonia.
Pero a lo que iba. En Göttingen sólo había estado una vez y de noche, también en un encuentro relativamente casual con otra persona de un pasado no lejano, pero no inmediato. -Los pasados se convierten a veces en presentes.- Esta vez la visita ha durado algo más y me ha servido para conocer un poco la vida universitaria, el campus, las librerías (de nuevo y de viejo) y, aunque no precisamente espectacular, me ha gustado. Supongo que porque no soy fan de grandes urbes y porque se respira una mezcla de ambientes cultural, familiar y estudiantil bastante sano que raramente se ve en ciudades alemanas.
Entre conversaciones sobre literatura, idiomas y vidas, una cita que me parece bastante sincera e importante y que refleja el espíritu de la relación que mantenemos muchos de los que nos dedicamos a esto de los idiomas.
Solange ich mich nur in einer Sprache bewege, bin ich ihr gegenüber blind. Sie ist mein einziges Erkenntnisinstrument. Will ich auf sie blicken, brauche ich einen Standpunkt außerhalb ihrer selbst. Ulrike Draesner
Mientras que sólo me mueva en una lengua, estoy ciega ante ella. Es mi único instrumento de comprensión. Si quiero mirar hacia ella, necesito un punto de vista independiente de ella misma. Ulrike Draesner
Esta cita, en alemán y en boca de una inglesa, cobra, si cabe, al menos para mí, mucho más sentido. Me resulta, además, curioso hablar de conocimiento en Göttingen con alguien con quien comparto el alemán como lengua prestada y que, en contra de lo habitual en mi entorno, la emplea conversaciones con preferencia sobre el inglés con quienes no son angloparlantes.
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