Hong Kong IV: Lantau II
Desde la estación de autobuses que se encuentra a los pies del Gran Buda luchamos contra el sol y la falta de indicaciones para tomar un autobús que nos llevara hasta Tai O, un pequeño pueblo de pescadores al suroeste de la isla. La carretera para llegar hasta allí está rodeada por todas partes de árboles y, cada ciertos metros, una vaca aparece en el camino para retrasar el viaje. Al llegar, el mar. Una calle comercial recorre gran parte del pueblo, con pescados secos por todas partes, pequeños restaurantes para comer noodles o arroz, todo agolpado en la estrechez de la calle, de no más de dos metros de ancho. Dimos un pequeño paseo por el pueblo y volvimos al muelle, donde pequeñas barcazas de pescadores atracadas cerca de la orilla se mecen con las olas y el viento frente a casas sostenidas en pilares sobre el propio mar. Pienso ahora en aquel día y en el actual. En estos momentos los pescadores estarán faenando o empezando a ello, mientras que aquel día las barcaza...