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Mostrando entradas de noviembre, 2009
Poesía viva
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Acabo de llegar de la Universidad, y, ciertamente, he de decir que he quedado muy sorprendido gratamente de lo que he vivido esta tarde en el Aula Miguel de Unamuno. Enmarcado dentro del seminario "Suiza, 4 lenguas, 4 culturas III", he podido disfrutar de dos escritores suizos, uno ayer, Sylviane Roche, escritora en lengua francesa, y otro hoy, Christian Uetz, escritor en lengua alemana. Desgraciadamente me he perdido los otros dos escritores, uno en lengua italiana -Tommaso Soldini- y otro en lengua retorromance -Arno Camenisch-. Y es, precisamente, del que más me afecta directamente de quien quiero hablaros. Nacido en Egnach, Christian Uetz es un poeta suizo experimental que representa su poesía, que no la lee, sino que la tiene tan dentro de sí que la grita, que la reinterpreta, que la conjuga y que la hace llegar al público de una manera sorprendente. Eso es poesía experimental. Este suizo, con el que hemos pasado un rato muy agradable, ha dejado ver una forma diferente d...
Caminos
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A veces uno tiene la sensación de que todo se conjuga de alguna y otra forma para que las cosas parezcan perfectas: una buena noche de cine, una película tranquilamente en casa, un documental en la facultad en el que se aprende más de lo que muchos imaginan, un día perfecto de concierto, unas canciones mal cantadas en la calle, sin procurar despertar pájaros desagradables, una botella de vino en el césped. A veces uno siente que las cosas le guían y le ayudan a elegir un camino en solitario, cargado de mariposas, pequeños ojos que inundan los soles de los árboles, un camino para andarlo y desandarlo, cantando, amando, un camino de recuerdos fugaces como siglos, de mañanas a las tres, de noches de amaneceres. A veces uno siente que las sensaciones le mienten.
Con miedo y sin gloria
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Desaparecen las fronteras en el increíble viaje del sustento, y el viento en que dejé las vacilaciones pasa como un rayo entre los dedos de quien, iluminada por un dios, sostiene un cigarro casi consumido. Calada tras calada, se aproxima a los susurros sin dueño, que, humildes y hechizados, sostienen la cadencia del ir y venir del tiempo, del sudor entre colchones, del amar con restricción. MAR
Homenaje
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Homenaje Algunas pocas cosas te rodean ahora. Tal vez te creas inmortal esta noche de mundo, cuando tu cuerpo no se dedide aún a creer en la historia, y me miras triste, - cinco años ya vigilándome muda - desde la seriedad y la fotografía. (Aquella noche eras la sombra hermosa de la vida. Recordarás el gesto indeciso de tu boca cuando te sorprendieron, la tímida sonrisa que he amado tantas noches y que ahora me espanta. No sé si fue el alcohol lo que te hizo bella, si suponía el tiempo la herida que tus labios le hicieron al champagne, cuando sólo pedías la pasión de una tregua. Precisamente entonces te traicionó el futuro, y ya no fue fugaz lo que ahora me insiste y me interroga, como si tú supieras que yo iba a estar insomne muchas años después careciendo ante ti de todos los recursos). Te recuerdan algunos protegiendo tus piernas al impudor del viento; pero yo deseo tus labios de papel, el rubio corazón que cuelga en las paredes y que nunca entendió muy bien lo del suicidio. Aquí no...
La chica del bus
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Las horas en los autobuses pueden hacerse eternas. Un viaje de cinco horas y media puede convertirse en un paseo algo más que desagradable y angustioso, pero, en cambio, puede derivar en lo opuesto, siendo uno de los mejores ratos de tu vida si, cuando se te cae una botella de agua al pasillo y vas a recogerla, agarras no sólo la botella sino también una mano suave y escurridiza como un pececillo y cuando alzas la vista encuentras unos ojos huidizos -no podían ser de otra manera correpondiendo a esas manos- que se iluminan de un color entre verde y azul. Ahí te preguntas por qué no siempre encontrarás algo de estas vistudes en el viaje... Y es que no todos los días puede disfrutarse de unos ojos que no se dejan mirar, de una sonrisa a medias y de un denada que, en ese instante, lo es todo.
Necesidades desactualizadas
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Hace un par de meses leí en la sala de profesores de un instituto de Cáceres, en un tablón de corcho, junto a chistes y críticas educativas, lo siguiente: PROPUESTA DE ALTERACIÓN CURRICULAR Cosas que no enseñamos a nuestros alumnos/as y que deberíamos enseñarles: - A escribir cartas de amor. Y a recibirlas. - A coserse un botón. - A entender por qué el intervalo entre higos y brevas es tan largo. - A fiarse, incluso de su padre o madre. - A diversificarse. - A ser tiernos (a ser tiernas suena peor, pero también) - A leer. A leer de verdad, se entiende. - A decir que no. A decir que sí. Es decir, a decir. - Que si los niños no vienen de París, a ver de dónde vienen. - De por qué los niños vienen. - A distinguir entre estudio y diversión. - A encontrar alguna diversión en el estudio. - A cocinar. Y a comer. - A no sufrir nada en silencio, ni siquiera las hemorroides. - A decir "Te cagas, tío" tres o cuatro veces por día. - A fugarse en parejas, no en grupos. - A creer en los cu...
Recuerdos de un pasado palpable
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Uno pasa toda la vida en un punto, en el único punto en el que puede pasarla, y, quizá sea por ese sentirse obligado, no aprecia nada de lo que ese lugar le está legando. Llega al momento de partir, tomar una carretera y atravesarla de punta a punta, fijarse en cada una de las líneas discontínuas que separan los carriles y pensar en lo que deja atrás, en lo que, siempre olvidado, es como si, mientras lo vivía, no hubiera existido y ahora lo castigara con recuerdos constantes de momentos efímeros pero reales, de puntos muy concretos -un bar, un banco en la calle, un parque...- y a los que nunca les prestó atención. Uno recibe recuerdos de esa vida que pasó sin pena ni gloria y que lucha por hacerse un hueco, por pequeño que sea, entre las nuevas vidas; un punto que busca no quedar en el olvido entre los nuevos espacios que van apareciendo, que se van abriendo. La vida es misteriosa: nos persigue hasta que morimos, y tras nuestra muerte queda triste y sin consuelo. Pero eso es porque, en...
Todo es nuevo, y mejor
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La vida en Salamanca deja de ser lo que era, empieza a aparecer nueva gente, nuevos conceptos y nuevos sentimientos, y no puedo olvidar aquello de: T e llaman porvenir porque no vienes nunca. Te llaman: porvenir, y esperan que tú llegues como un animal manso a comer en su mano. Pero tú permaneces más allá de las horas, agazapado no se sabe dónde. …M añana! Y mañana será otro día tranquilo un día como hoy, jueves o martes, cualquier cosa y no eso que esperamos aún, todavía, siempre. Ángel González Y es que, esta vez, lo que esperaba, sí que ha llegado, de manos completamente desconocidas.
Alguien no nos toma como desperdicio
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Como todos los fines de semana, he abierto la página del XLSemanal para ir a leer el artículo de Arturo Pérez-Reverte, para ver qué decía esta vez sobre el gobierno que nos lleva o la oposición, o leer alguna anécdota de estas que cuenta de vez en cuando, y cuál ha sido mi sorpresa al leer el artículo de esta semana, dedicado a los universitarios, a gente como yo. Y esta vez me siento orgulloso , porque, como bien dice el artículo, no estudiamos para luego trabajar, estudiamos -y más los que estudiamos humanidades, filología para ser exactos- por aprender, por la necesidad de saciar nuestra hambre de conocimiento, de saber, nuestras ganas de entender lo que nadie nos enseñaría de otra forma. Estudiamos porque nos gusta lo que estudiamos. Es verdad que muchas veces sentimos que el tema X no tiene sentido, o es feo, pero nos gusta lo que estudiamos, nos gusta ser estudiantes, queremos, por muy jóvenes o inmaduros que seamos, demostrar que el mundo se equivoca con nosotros. Somos chicos ...