El viaje ya terminó hace un tiempo, pero por fin me he sentado a escribir sobre las semanas en los Balcanes. No hay estilo, no hay lógica, tal vez ni siquiera haya sentido. Pero hay historias y lugares una vez más. Comencemos por el principio. El tiempo cada vez avanza más rápido. Quiero decir, los días siguen teniendo la misma cantidad de horas y de minutos, pero cada vez dan para menos. Como si lo que antes tardaba diez minutos en hacer, me ocupara varias horas. Dormir, duermo lo mismo o menos, y, sin embargo, el resto del tiempo está perdido en divagar entre la nada y la nada, sin avanzar siquiera en un único pensamiento estable. El mundo moderno se ha apoderado también de mí y trato de quitármelo de encima. Esto lo pienso mientras voy en el avión que aterrizará en Dubrovnik, y el pensamiento me lleva, no sé si inexplicablemente, a la tranquilidad. Porque sé que a partir de mañana, del día después de llegar a Croacia, no tendré internet y el tiempo tomará de nuevo otro ritmo. N...
¿De dónde sacas estas cosas tan interesantes?
ResponderEliminarPor cierto, me gustaría comentarte sobre algo nuevo que tengo en mente. Ya te concretaré más, vale?
Nos veremos con Quique el día 15? :D
Pues la saco de libros, de clase... alguna que otra vez rebuscando entre neuronas...
ResponderEliminarOk, ya me contarás, pero no me dejes con la intriga...xD
Nos veremos, nos veremos, aunque aún no he comprado la entrada...:S