Aterrizamos en Dubrovnik por la tarde, cerca de que empiece a anochecer. El aeropuerto es otro completamente distinto desde la última vez que estuve aquí. No es que lo hayan trasladado o reformado o lo que sea que pudieran haber hecho físicamente con él, no. La cuestión es que ahora hay gente, parece un aeropuerto de una ciudad turística de la costa en verano. Parece lo que es, quiero decir. Mi primera impresión es extraña, me lleva a tiempos en los que el covid lo donimaba todo y este aeropuerto estaba vacío, apenas unas pocas personas esperábamos al vuelo Dubrovnik-Zagreb y nada más. Todo estaba cerrado, únicamente un mostrador o dos para ese solitario vuelo y ya. Juraría, aunque no lo recuerdo, que tuve que venir en taxi, pero me extraña haber pagado lo que costaría un taxi en ese momento. No lo sé, sólo recuerdo el vacío, las cientos de sillas esperando ser útiles para los cuerpos cansados de las hordas de turistas de una temporada normal. Recuerdo el silencio. El insop...
¿De dónde sacas estas cosas tan interesantes?
ResponderEliminarPor cierto, me gustaría comentarte sobre algo nuevo que tengo en mente. Ya te concretaré más, vale?
Nos veremos con Quique el día 15? :D
Pues la saco de libros, de clase... alguna que otra vez rebuscando entre neuronas...
ResponderEliminarOk, ya me contarás, pero no me dejes con la intriga...xD
Nos veremos, nos veremos, aunque aún no he comprado la entrada...:S