Que esta ciudad albergara la sede del Gobierno alemán durante cincuenta años es algo que no creo que llegue a entender nunca si no es por la intención, tan germana, de evitar los conflictos. Supongo que no quisieron tener que elegir entre Colonia y Düsseldorf, "enemigos" constantes, o Fráncfort y Hamburgo, potencias económicas pertenecientes a la parte occidental de la Alemania dividida. También supongo que sabían que la división no era más que provisional, que algún día las dos Alemanias volverían a ser una.
Lo que creo que sí entiendo es que tener aquí la sede del Gobierno le ha traído más problemas que ventajas. En una ciudad tan pequeña para tamaño cometido, el vacío que causó el Gobierno cuando se fue lo han llenado la indigencia y, muy probablemente, las drogas. Es increíble la cantidad de gente que pasa la noche en la calle, es decir, en el subterráneo de la estación principal, la cantidad de indigentes que hay.
De la otra vez que estuve, esto no lo recordaba, supongo que será que la crisis no pasa tan desapercibida en Alemania como nos quieren hacer creer en los medios españoles. Hoy me ha sorprendido, por cierto, ver cómo un señor pedía en la calle para poder pagar los diez euros que cuesta la consulta médica, no porque pida, pues bien sabemos que puede no ser verdad, sino porque ir al médico pueda ser una excusa para pedir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario