Uno colecciona cosas. Pocas. Las justas, seguramente. Y entre las que colecciona con cierto apego y desde hace unos cuantos años se encuentra un libro, una historia, más bien, en muchos libros y en muchas lenguas. Coleccionar Le petit prince es algo que uno no sabe muy bien por qué, pero lo hace. Y hoy ha llegado hasta Alemania uno más para esa pequeña colección. En polaco (Mały Książę) y con una escueta postal dentro.
Esta mañana, cuando salía hacia Mannheim para trabajar he echado un vistazo al buzón comunitario de la casa, el único que hay y en el que se acumula la correspondencia de unos quince vecinos que, honradamente, la dejan en el cesto o la llevan a la puerta correspondiente de la casa correspondiente para que el vecino al que le corresponda lo reciba. Y además de unas pocas cartas para conocidos y desconocidos (míos, claro está) había un gran sobre blanco con letras reconocibles que no era, a priori, para mí. He vuelto hace escasos veinte minutos y tenía correspondencia, en ese mismo sobre con esas mismas letras que, ahora, tenían como dueñas unas manos con un nombre seguro y no hipotético.
Gracias, Adelita.
PD: Muchos /k/ hay en este texto. Serán de casa.
Una foto a esa colección, seguro que será digna de ver :)
ResponderEliminarUn beso^^
(:
ResponderEliminarIncreíble. Sólo conozco a otra persona que la hace, el hermano de una amiga, y me parece la colección más bonita que puede haber.
ResponderEliminar