jueves, 17 de mayo de 2012

Entrada absurda y necesaria.

Escribo esto casi por necesidad, por contar, porque los días en los que uno no puede hacer nada más que mirar por la ventana, escuchar la radio e intentar leer son lo más aburrido del mundo y, por supuesto, escribo aquí porque no puedo escribir en papel tirado en la cama. Y escribo sin tener muy claro de qué o siquiera para qué. No tengo nada que contar ahora mismo, o sí, quizá tantas cosas que no sé elegir una sola: ha sido el aniversario del 15-M y yo lo he visto en la prensa, sin poder salir a la calle; Francia tiene nuevo presidente, Hollande, de izquierdas, bueno, del Parti Socialiste, que sabemos que no siempre es lo mismo; definitivamente el curso que viene estaré en Alemania estudiando, en la ciudad de Beethoven, inscrito y todo ya en la Universidad del nombre kilométrico de la ciudad de una sola sílaba (lo que son las ironías, oigan); y otras tantas cosas (tijeras por aquí, recortes por allá...) de las que podría haber escrito en su día, no por contarlas, que para eso ya están los periódicos, en lo general, claro, sino por comentar y recrear, en palabras, un ambiente interno, una percepción sobre algo en concreto, un tema o una situación, que es lo que he venido haciendo hasta ahora en el blog. Pero resulta que no he tenido tiempo, y ahora que lo tengo, más o menos y por obligación, dicho sea de paso, no tengo nada que contar y escribo. ¿Lógica, dónde estás?

Dice mi profesora de Narrativa Alemana del S.XX, Ofelia de aquí en adelante para lo que queda de blog, que la literatura no se acabará nunca porque todos tenemos la necesidad de contar y de que nos cuenten historias, y yo hoy lo veo claro, más claro que nunca, quiero decir, ¿si no, a qué narices viene esta entrada insulsa y absurda? A nada, pero si no la escribo, reviento. Aunque bueno, para contar lo que estoy contando, que no tengo nada que contar, no sé yo qué tal. Bien es cierto que podría no publicarla y dejarla ahí, entre el grupito de los borradores, aunque no sé si eso satisfaría la necesidad de contar que me ha entrado, vaya. 

Ale, ya está, necesidad satisfecha a medias. 

3 comentarios:

  1. Que te vaya muy bien con los finales y disfrutes tu estancia en la ciudad de Beethoven (Hay museo dedicado a él allí??? Tiene que ser digno de ver!!!)

    Besos ^^

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  2. Ya ves qué paradójica e irónica es la literatura (como la vida). Encontrar una ciudad con nombre monosilábico en un idioma tan dado a las palabras kilométricas es una gran ironía. Igual que tu absurdo y necesario comentario con el que se demuestra, como dice Ofelia, que la literatura no perecerá nunca. Escribir para contar que no se tiene nada que contar es una gran ejercicio de ironía. Enhorabuena por ello.

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  3. Es el tipo de entrada que se queda en los borradores de todos. Porque es tan sumamente surrealista la situación (tijeras, recortes, pseudoizquierdas y demás demonios) que hasta comentarlo se hace difícil. Últimamente, más.

    Hiciste bien.

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