En Carnaval lo habitual es dejar de ser uno mismo, el yo corriente, para convertirse en uno mismo, el yo deseado. Lo habitual, por lo tanto, es hacer lo que nos gustaría hacer el resto del año y que, sea por vergüenza o criterio de lógica social, no hacemos. Y eso no lo digo yo, eso ha sido siempre así.
Por mi parte, me alegro de no necesitar los carnavales.
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