Escribí hace algún tiempo de un artículo que lo llevaría a uno a Yuste, al Cementerio Alemán, concretamente. Pues bien, el artículo que salió de ese viaje, más literario que periodístico, si es que el primer término se puede aplicar a alguno de los textos que se escriben en este ordenador -y en alemán ya ni digo-, se mandó, como correspondía, a la revista austríaca FM5. Varios meses después de aquello seguía sin saber nada de él, hasta hoy, cuando un email daba la noticia de que lo acababan de publicar.
Esta muestra de pedantería narcisista responde, más que nada, al asombro: ni me lo creo ni me lo explico.
Hice el intento traducir el texto completo -por algún lugar, en una carpeta remota del disco duro, andará- pero no me convencía, extrañamente sonaban impropias las palabras de uno en castellano, y lo dejé. Quizá en un rato libre, alguna vez, lo retome para dejarlo por aquí, para quien aún no sepa alemán y le apetezca leerlo, si es que hay alguien.
El título, Der Tod findet Gelassenheit in Cáceres, es la traducción, más o menos libre, de un verso de Carlos Medrano -"encuentra placidez la muerte en Cáceres"-, del texto Sagrado y físico.
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