sábado, 22 de octubre de 2011

La voz dormida

Ayer estrenaron la adaptación cinematográfica de la novela La voz dormida, de Dulce Chacón. Con el mismo título que la obra en prosa, la película de Benito Zambrano acerca los personajes al lector/espectador, transmitiendo dolor, mucho, pero también pasión, en todos los sentidos: pasión por la vida, por los derechos, por los demás; padecimiento.

Uno no puede ser objetivo al valorar el filme, no puede por lo que tiene la novela de personal, de propia, por lo que significó y aun hoy significa en el contexto de lecturas que lo sobreviven. Así que, no sé qué dirá la crítica, que parece que no la valorado nada mal, ni qué los posibles espectadores -cansados, cabreados, dicen algunos, como siempre, o muchos, me da igual, de que se repita la historia, de que no se avance y se sigan haciendo películas, se sigan escribiendo libros, sobre la Guerra Civil española-, pero a mí me puso los pelos de punta, solté alguna lagrimilla, que hacía mucho que no soltaba con ninguna película, y me dejó sentado un rato en la silla, recomponiendo el libro, hacía ya mucho que lo había leído, impactado.

La obra, lo dice su director, "va a joder a los conservadores, pero no la hemos hecho para ellos". Queda clara la intención: dar la voz, que estaba ahí, a quienes perdieron. "Esto es el final; cualquier día caerá Barcelona, Para los estrategas, para los políticos, para los historiadores, todo está claro: hemos perdido la guerra. Pero humanamente, no estoy tan seguro... quizá la hemos ganado" (Antonio Machado).

De lo formal, los primeros planos, las caras de los personajes, expresivas, dolorosas.

¿Maniquea? Tal vez un poco, pero, personalmente, es lo que menos me importa.

1 comentario:

  1. creo q no es solamente una película para verla sino para sentirla, creo q esta lejos del maniqueo o de lo mainstream como dicen x ahi algunas críticas.
    un saludo

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