Un viaje a Sarajevo VII: De nuevo en Budapest
Después de Sarajevo, donde la vida era extraña y, sin embargo, cercana, como si la conociera de antes, Budapest se me presenta un tanto más lejana. En estas calles que me resultan familiares, conocidas de otros países y otros tiempos de mi historia, que me recuerdan, anchas y señoriales, a ciudades como Múnich o Stuttgart, a veces incluso a Berlín, con sus edificios amplios, de un pasado grandioso zarandeado por los acontecimientos; esta ciudad que me traslada con su amplio río al Rin junto a Bonn, o a Viena, kilómetros antes de aquí, me resulta, al menos hoy, mucho más desconocida. Sorprendentemente, sé cómo funciona todo, nada me es extraño, y, sin embargo, me siento más extranjero aquí que estos días pasados en Sarajevo. No sé si tiene que ver con el hecho, tal vez lógico, de que llevo dos años leyendo y releyendo sobre Sarajevo, sobre Bosnia, o si, más bien, el idioma es el mayor impedimento. Si en la ciudad junto al Miljacka no entendía apenas nada, pues no era capaz de descifra...