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Mostrando entradas de mayo, 2019

Un viaje a Sarajevo VII: De nuevo en Budapest

Después de Sarajevo, donde la vida era extraña y, sin embargo, cercana, como si la conociera de antes, Budapest se me presenta un tanto más lejana. En estas calles que me resultan familiares, conocidas de otros países y otros tiempos de mi historia, que me recuerdan, anchas y señoriales, a ciudades como Múnich o Stuttgart, a veces incluso a Berlín, con sus edificios amplios, de un pasado grandioso zarandeado por los acontecimientos; esta ciudad que me traslada con su amplio río al Rin junto a Bonn, o a Viena, kilómetros antes de aquí, me resulta, al menos hoy, mucho más desconocida. Sorprendentemente, sé cómo funciona todo, nada me es extraño, y, sin embargo, me siento más extranjero aquí que estos días pasados en Sarajevo. No sé si tiene que ver con el hecho, tal vez lógico, de que llevo dos años leyendo y releyendo sobre Sarajevo, sobre Bosnia, o si, más bien, el idioma es el mayor impedimento. Si en la ciudad junto al Miljacka no entendía apenas nada, pues no era capaz de descifra...

Un viaje a Sarajevo VI: Un escritor migrante

Hoy ha sido mi último día de este viaje en Sarajevo. Mañana vuelvo a Budapest para volar desde allí a Madrid y luego regresar a Sevilla. Demasiadas escalas para la cercanía que yo noto en estas calles. Como ayer no conseguí quedar con el profesor V., aplazamos la cita para esta mañana a las doce en la puerta de la Facultad de Filosofía, de nuevo. Realmente él tenía interés en quedar conmigo y yo bastante interés en quedar con él. Si de aquí sale una futura estancia en Sarajevo, ya se verá. El caso es que algo antes de las doce del mediodía estaba yo en la puerta de la Facultad, esperando a V., que ha llegado algo tarde. Es un tipo grande, muy grande, casi más ancho que alto, que fuma como una chimenea. No creo que ningún análisis médico le augure muchos años de futuro. Hemos ido directamente a un centro comercial que hay frente a la Facultad, justo al lado del Hotel Holiday Inn, a una cafetería que hay en la parte contraria a la que estábamos nosotros, con terraza. Nada más entra...

Un viaje a Sarajevo V: La guerra y la vida

Ya había leído en algún sitio que los bosnios hablan de la guerra en cuanto pueden, no sé si por una especie de orgullo por haber sobrevivido y haber sido capaces de mantener cierta cordura, haber sido capaces de cerrar el conflicto y pronto ponerse a buscar culpables, prácticamente sin ayuda de la comunidad internacional, o si por el hecho de haber seguido viendo, como en el caso de Sarajevo, a los vecinos como vecinos, a pesar de lo que se ha querido contar de ellos en muchos medios, “ni todos los serbios, ni todos los croatas, ni todos los musulmanes”, me han dicho hoy. Resulta que hoy he ido a la Facultad de Filosofía de la Universidad de Sarajevo para ver si encontraba a un profesor. Como aquí estoy sin teléfono, no ya datos, sino que ni siquiera tengo red porque todas las redes a las que intento conectarme me deniegan el permiso sin saber muy bien por qué, es difícil quedar con nadie. A este profesor le he escrito varios emails y, en fin, todos sabemos cómo son los profesor...

Un viaje a Sarajevo IV: Experiencias místicas

Después del día de ayer, soleado y sin apenas nubes, parecía que en Sarajevo sería imposible que lloviera, pero hoy ha amanecido lluvioso, nublado, un día de esos en los que poco apetece salir de la cama, de los de arroparse bajo una manta y leer tranquilamente. Pero yo he salido de la cama, tarde, eso sí, porque después del día de ayer, de apenas dormir la noche anterior, de los viajes, necesitaba descansar y, para qué salir a la lluvia sin planear el día. Así que he aprovechado la mañana para elegir qué sitios iba a ver y qué ruta iba a seguir. Desde que he salido de casa he entrado en la Catedral ortodoxa de la Natividad de la Madre de Dios, la Catedral católica del Corazón de Jesús, el museo Galerija 11/7/1995, el Museo de los judíos de Bosnia y Herzegovina, el Museo Sarajevo 1878-1918, he asistido a un rezo en la mezquita de Gazi-Husrev y he llegado justo a tiempo para que me cerraran en las narices el museo ortodoxo, pero no la Antigua Iglesia Ortodoxa. Ha sido un día basta...

Un viaje a Sarajevo III: Descubrir lo conocido

El día ha comenzado temprano en Budapest: sobre las siete y media tenía que estar esperando al autobús para volver al aeropuerto y embarcar rumbo a Sarajevo. Madrugar no es algo que se me dé especialmente bien, pero cuando tengo viajes así no es que me levante temprano, es que duermo bastante poco entre los nervios del viaje y las opciones que sé que tengo de quedarme dormido, así que algo antes de que a las seis sonara el despertador yo ya tenía los ojos abiertos en la cama del hostel donde dormí ayer. En la calle ya lucía un sol espléndido a las siete de la mañana que me ha recordado que aquí los horarios son otros, que amanece antes y se hace antes de noche, como en todo el mundo excepto en España, donde llevamos el retraso acumulado. Durante el vuelo apenas me ha dado tiempo de cerrar los ojos mientras escuchaba Three Letters from Sarajevo, de Goran Bregovi ć y ya estábamos aterrizando en el pequeño Aeropuerto Internacional de Sarajevo. Un autobús conecta el aeropuerto con el...

Un viaje a Sarajevo II: Parada en Budapest

Budapest nos cuenta mucho de su historia con sólo poner un pie en la ciudad. Desde el autobús que me lleva del aeropuerto al centro se ven unos alrededores descuidados, casas con fachadas desconchadas, de una parte más reciente de su pasado, parece. Pero en cuanto se pone un pie en el centro, la ciudad se vuelve señorial, imperial, edificios altísimos, con grandes entradas que lo dejan a uno aún más pequeño de lo que es, aparecen por todas partes. Budapest cuenta la historia de su pasado más imperial, más glorioso. Para mí, Budapest es sólo una parada necesaria más en mi camino hacia Sarajevo. Desde aquí, antigua parte dominante del Imperio Austrohúngaro, es fácil llegar a Sarajevo, aunque no tanto como pensaba. La compañía húngara de bajo coste Wizzair ofrece vuelos directos, pero no hay autobuses ni trenes (al menos yo no los he encontrado) que vayan directamente hasta allí. Imagino que es por el hecho de que la Jerusalem de los Balcanes no se encuentra dentro de las fronteras d...

Un viaje a Sarajevo I: El comienzo

Trato de imaginarme cómo sería este mismo viaje hace algunos años. Hace 30 años sería algo posible pero tal vez extraño. En 1989 poca gente, supongo, saldría de Zafra con la sola intención de llegar a Sarajevo para recorrer sus calles y tratar de entender la sociedad bosnia. Imagino que sería extraño porque, entre otras cosas, aún no habían sucedido los acontecimientos que se recuerdan hoy cuando pensamos en Bosnia, en Sarajevo, en la Avenida de los Francotiradores y en el necesario Holiday Inn; aún se mantenía en pie la Vejecnica, aún la ciudad no había sido asediada por los vecinos serbios. Hace no tantos años Pérez-Reverte emitía desde las calles de Bosnia y Sarajevo terribles crónicas de guerra, los ciudadanos huían del país y se instalaban como refugiados en otras partes de Europa. Aún hoy, cuando he comentado a la gente más cercana que voy a Sarajevo, hay quien piensa más en eso que en un país que renace y que busca recuperar una vida normal dentro de las fronteras de Europa; h...

Este hogar

Cuando puedo, apuro hasta el final en la Facultad, si consigo que sea hasta las diez, incluso algunos días hasta las once, cuando ya no queda nadie por aquí. Las tardes siempre son tranquilas, al mediodía el barullo de turistas y alumnos desaparece y el contraste con las mañanas es asombroso. Imagino que todo el mundo prefiere estar en casa con sus familias, cenando, viendo la televisión, tal vez en el teatro o en el cine, o sin hacer nada, simplemente descansando. A mí, sin embargo, me gusta disfrutar de la calma que brinda la Facultad por la tarde, hasta entrada la noche, cuando la oscuridad de los pasillos ayuda a pensar en otros muchos silencios y en otras miles de historias. Para trabajar siempre he preferido la calma, el sosiego y la bruma. Dejo que se vaya apagando el día y que de las claraboyas del despacho la luz desaparezca. Enciendo entonces solamente la luz del flexo, como si todo la luz fuera un foco de trabajo, como si mientras más concentrada esté, más y mejor avanzara ...