domingo, 21 de febrero de 2021

Croacia XXII: letras en el asfalto

No hablar el idioma del país en el que uno se encuentra requiere otro tipo de acercamiento a lo que sucede a alrededor. Se necesita tener los ojos abiertos, anotar, buscar, tratar de encontrar traducciones a lo que sucede en cada esquina, preguntar... Mi intención, al llegar a Croacia, era aprender algo de croata, pero, en fin, está claro que mis intentos con las lenguas eslavas siguen siendo eso, sólo intentos. Sin embargo, más o menos he aprendido a manejarme gracias a que, entre otras cosas, he conseguido averiguar dónde buscar y qué leer.

Una de las cosas que he aprendido es que a los croatas les gustan mucho las velas para homenajear o recordar a los fallecidos. El día 1 de noviembre, por ejemplo, los cementerios se llenan de pequeñas llamas, más que de flores. El de Mirogoj, en Zagreb, se mantiene abierto las veinticuatro horas durante los primeros días del mes para poder ir a encender esas velas y para que quienes quieran ir a visitarlo, puedan hacerlo. Es un cementerio inmenso y una construcción impresionante y preciosa, un hito para la arquitectura del fin del siglo XIX en la ciudad en el que se encuentran enterramientos de todas las confesiones religiosas: ortodoxos, católicos, musulmanes, judíos… también se encuentran en él soldados alemanes de las guerras mundiales, por ejemplo. Es un lugar de paz que impresiona ver iluminado sólo por las velas en noviembre.

Hace un par de días, el 19 de febrero falleció, a causa de una pulmonía provocada por el covid19, el cantautor serbio Đorđe Balašević (Ђорђе Балашевић). Yo sabía quién era sólo de casualidad. En mis intentos por acercarme a la música y la lengua (serbo)croatas acabé dando con sus canciones, así que su nombre me sonaba, su voz, las melodías de sus canciones, pero no era capaz de reconocer lo importante que era para la región.

Es difícil de entender la relación actual de todos los pueblos que formaron parte de Yugoslavia. Difícil por complejo, por intenso y por absurdo. Balašević era serbio, nacido en Novi Sad, pero escribía con regularidad para uno de los periódicos más importantes de Zagreb, llenaba estadios por toda Croacia y en Bosnia llegó a responder, en 1998, a la pregunta de si tenía miedo de ir a la capital del país, que, si tuviera miedo de algo, se escondería en Sarajevo. Crítico con los nacionalismos y con Milošević, fue uno de los primeros artistas serbios en volver a actuar en Croacia y se ha mantenido siempre como un símbolo de la unidad de los pueblos yugoslavos y como un símbolo de toda la región. En internet se lee hoy que toda esa región, que fue hace no demasiado un único país, está unida por las lágrimas y la tristeza.

Muestra de ello se encuentra hoy en la calle Ilica, la más larga de la zona histórica de Zagreb con casi seis kilómetros. Al poco de salir de la plaza del Ban Josip Jelačić, a la izquierda, se pueden observar un montón de velas encendidas, además de algunos peluches y la portada de un periódico con la imagen del cantautor. Llama la atención un cartel en el que se puede leer la palabra bećarac escrita con caracteres cirílicos (бећарац). No hay que olvidar que, tristemente, ese mismo alfabeto, esas mismas letras han sido motivo de grandes disputas, algunas de ellas violentas, en ciertas zonas del país.

El misterio de todo esto está en una canción de Balašević que se titula "Stih na asfaltu" (“Un verso en el asfalto”) y viene a decir que “Si pudiera volver a caminar una vez más por Ilica / podría escribir bećarac en cirílico… / Es poco probable que nadie / pudiera leer tal jeroglífico / pero una persona sabría que he llegado. / Pequeños zapatos blancos se pararían a traducir / un verso en el asfalto…”. Hoy, los zagrebíes han escrito en la calle Ilica la palabra бећарац en nombre de Balašević, ese serbio que se enfrentó a los nacionalismos, que se manifestó contra la guerra, y que volvió para llenar estadios en todos los rincones de la región demostrando, una vez más, que la lengua, la literatura, la música, unen lo que la guerra y la política tratan de desunir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario