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Mostrando entradas de 2012

Esos años

Es en estos momentos en los que la gente hace balance del año que está por terminar, cuando faltan menos de cuatro horas para poner un tres sobre el segundo dos, y también cuando se hacen los propósitos y se desea para el del tres. Lo cierto es que yo tengo poco que hacer en favor de este 2012, pues buenas y grandes han sido las alegrías, y pocas pero más grandes han sido las penas. Dos mil doce ha sido un año en el que, por suerte o por desgracia, he visto la necesidad de los demás, el desconcierto de la falta temporal, el de la ausencia eterna. No hay trenes que cubran todas las distancias ni, aunque los haya, pueden cubrirse siempre. No es tan fácil como ir a la estación y montarse, ni tan fácil ni tan legítimo ni tan bueno. Hay quienes se van, pero hay quienes desaparecen, hay quienes emprenden un viaje y quienes lo terminan sin nosotros. Pero, sin desesperar, comprendemos que, también a veces, aunque pareciera imposible, hay quienes, en mitad de un viaje, parecen querer compartirl...

Es amargo.

Es amarga la indecisión, la incapacidad de dar una respuesta correcta que no existe, porque no hay verdades absolutas que cierren las bocas de quienes llevan ya tiempo esperándola. Es amargo no conocer el camino ni la meta, pero más amargo es no reconocerse siquiera en el pasado, donde las cicatrices no están tampoco curadas, donde lo que callamos juega tanto como lo que dijimos, poco, que sí o que no. Es amargo el contigo, es amargo el sin ti, es amargo saber cuál pesa más y no saber casi reconocerlo.   Son amargas las ciudades si sólo se recupera de ellas el espacio, si hay más dudas que verdades, si se vuelve a ellas con mapas ya marcados. Es amarga la verdad si no se comparte, aunque sea una verdad individual, aunque sólo yo la crea, aunque el resto la deteste.

Las cosas de las ciudades

Alemania suele ser un país tranquilo, pero a veces suceden cosas , y, de esas veces, esas mismas cosas suceden cerca, más cerca de lo que uno nunca imaginaría. En esta ciudad que no tiene nada de importante prácticamente desde que dejó de ser capital, también suceden cosas, y en esos lugares que uno transita casi a diario.

Die (noch nicht) Heimkehr

Hacer una maleta no es elegir lo que se mete dentro, sino lo que se deja fuera, no es la ropa que llevamos la que importa, sino la que no podemos llevar, la que queda encima de la cama porque resulta imposible hacer otro hueco (uno más después de los que ya hemos tapado) para esa camisa, para ese pantalón que nos gusta pero que parece innecesario que llevemos, para esa camisa que querríamos ponernos el sábado por la noche pero que será demasiado fresca para el tiempo que, previsiblemente, hará. Y si es difícil hacer una maleta para una semana, más lo es para un año, no por la ropa, que en este caso deja casi de pensarse lo que sí y lo que no, sino por todo lo demás, especialmente los libros, porque pesan, pero, a veces, son necesarios. Miro a la estantería de cuatro huecos que hay en la habitación y no veo lo que busco, no está la poesía a la que se vuelve a cada poco, no González, ni García Montero, ni Benedetti, ni Hierro, nada: un diccionario, una gramática, un libro de ejercicios, ...

Casualidades

Una capa de blanco frío invernal se deja caer sobre la ciudad sin nombre y sin pasado. El tiempo la recorre en todos sus rincones, y sus habitantes, sin rumbo aparente, se agolpan frente a los puestos de comida y bebida calientes que han aparecido en las calles, como sembrados, como si alguien, con estas lluvias continuas, los regara y los hiciera crecer poco a poco, sin descanso. En la estación central los viajeros se miran entre ellos, observando en el prójimo lo que quisieran ver en sí mismos, sin encontrarse en ellos, envidiándolos sin saber siquiera si son como creen o si, simplemente por la cazadora, que tasan en 200 euros, son esa gente a la que se envidia por su dinero, su belleza, su (falsa) autoestima. Al subir al tren todos llevan el mismo destino, al menos por un tiempo, todos se dirigen, sin saberlo, sin pensarlo, sin ni siquiera creerlo, al mismo punto, al mismo tiempo, aunque se odien, aunque a unos les abandone atrás la suerte y a otros les espere, tras las puertas, en ...

España de pandereta y olé

Uno lee cosas que sabía  y se desanima un poco más de lo que ya estaba. Con la imperiosa necesidad de dar sentido al futuro más próximo, aunque con el curso recién empezado, como quien dice, aún parezca lejano, la opción de volver a Salamanca se baraja entre las más posibles, ya que el plan establecido desde un principio falla por cuestiones burocráticas y, se vea como se vea, la opción del máster de secundaria no es tal, sino, más bien, una obligación. Es muy triste ver, sin embargo, cómo las ayudas a la investigación, a las ganas de los jóvenes españoles, al futuro de la educación y la innovación en este país que, por sus gobernantes, deja de estar en el sur de Europa para estar en el norte de África, se disuelven, desaparecen, se evaporan. Así están las cosas, cuando falta muy poco para empezar a pedir plazas en sitios, becas y demás, cuando cada una de estas cosas que se piden necesita un expediente académico original que cuesta 50 eurines, o compulsa, claro (20€). Habrá que ar...

Versos encontrados: XII

XII A A. La vida es un continuo desafío: acostumbrarse al paso de los años, zapatear en todos los estados, liberarse del peso de los llantos, ocultarse, entre sábanas, del frío. M.A.R.

Innónime

El nombre que te nombra ni siquiera sabe lo que eres, no intuye el simple hecho de la existencia o la compleja capacidad de la pérdida. El simple nombre no es nada y sin embargo puede crearte cuando no existes. Si no existes y te nombro, te creo, te doy vida de la inexistencia a la que te condenaba el silencio. Si te nombro no apareces si existes. Y tú existes y el nombre no te basta, no me basta para saber que estás ahí, al otro lado de la puerta, escuchando cada movimiento, o en la calle de enfrente, paseando al perro, esperando bajo la fría lluvia que llegue él, cigarro en mano, mientras de su boca sale un humecillo frío, delator del tiempo que hace, del espacio que no se cubre. Y más si no sé tu nombre. Darte un nombre no supone nada, no mejora las cosas, no te da una vida, pero si no te veo, si no sé que existes y sólo te imagino, y te doy un nombre y te doy una vida y una hora de la ducha y una comida favorita, entonces, entonces sí que con tu nombre bastará para saber todo e...

El Gobierno y la ciudad

Que esta ciudad albergara la sede del Gobierno alemán durante cincuenta años es algo que no creo que llegue a entender nunca si no es por la intención, tan germana, de evitar los conflictos. Supongo que no quisieron tener que elegir entre Colonia y Düsseldorf, "enemigos" constantes, o Fráncfort y Hamburgo, potencias económicas pertenecientes a la parte occidental de la Alemania dividida. También supongo que sabían que la división no era más que provisional, que algún día las dos Alemanias volverían a ser una. Lo que creo que sí entiendo es que tener aquí la sede del Gobierno le ha traído más problemas que ventajas. En una ciudad tan pequeña para tamaño cometido, el vacío que causó el Gobierno cuando se fue lo han llenado la indigencia y, muy probablemente, las drogas. Es increíble la cantidad de gente que pasa la noche en la calle, es decir, en el subterráneo de la estación principal, la cantidad de indigentes que hay. De la otra vez que estuve, esto no lo recordaba, supongo ...

Toma de contacto

En la calle el silencio es casi solemne, sea la hora que sea. No sé si tiene que ver con el barrio (Altstadt, centro) o con el país. El primer día me sorprendió con un calor que no esperaba, sol, buen tiempo, todo demasiado extraño para un octubre en estas latitudes, pero ya ha vuelto la normalidad al otoño alemán, cargado de hojas que se ven caer, lentas, lentísimas, de los árboles, como acariciando el aire, como flotando, hasta cubrir de marrón las calles y desnudar a los árboles ante el frío que pronto empezará a ser de verdad.  Tras dormir fuera de casa, sobre suelo, uno está deseando ver una cama, el hogar que todavía no es sino será, el espacio que lo albergará y que será albergado durante un año: Cuarto piso. Sin ascensor. 26,3 kg. de maleta. 9,2 kg. de mochila. Al abrir la puerta: Vacío.  Silencio.  Blancas las paredes, los armarios, la cama; la cocina de un gris más claro que oscuro, blanca también la cortina del baño.  Los cajones están todos vacíos, ni un ...

Ahora que justo ahora

Ahora que el espacio se había puesto de mi lado, jugaba conmigo y contra el tiempo (no eterno, circunstancial, correlativo, no simultáneo), ahora que los secretos quedaban en la habitación que tantas veces me negué a abandonar y tantas veces repudié por no dejarme abandonarla. Ahora que te desnudo y tú también me desnudas y en la estación de las dudas muere un tren rojo que ya no es de cercanías. Morirá, sí, más bien morirá. Ahora que nos quedamos en la cama, lunes, martes y fiestas de guardar, sin que sean fiesta, sin la necesidad de una fiesta más allá de las fronteras de las sábanas. Ahora ya, justo ahora, cuando la despedida es más larga que el tiempo que pasamos vacunándonos contra el olvido, cuando todo lo que suceda será, posiblemente, ruido de ascensores que ya no suben al tercero. Justo ahora, justo allí. Ahora que hacemos olas por incordiar, olas, cosquillas, lo que haga falta. Ahora que está tan sola la soledad, que nos permitimos el lujo de no estar solos en el silencio de...

Diario de viaje: Leipzig.

Las clases siguen el ritmo normal, en el piso todo va bien y el tiempo sigue siendo completamente alemán, con sus cambios, idas y venidas, pero no podemos hacer nada contra eso. El sábado tocó Leipzig, una ciudad con gran protagonismo en la presión que ejercía el pueblo de la Alemania oriental sobre su propio gobierno y que terminaría con la caída del muro de Berlín. Le hicimos una visita al Fórum de la Historia (no tengo muy claro cuál es el nombre real, pero es algo así), y fue bastante interesante, visitamos un par de Höfe y pasamos por delante, sin llegar a entrar porque estaba atestada de turistas, de la Auerbachs Keller , allí donde Goethe se dedicaba a beber en lugar de estudiar y donde tiene lugar el famoso encontronazo entre los estudiantes, Fausto y Mefistófeles. Dos estatuas recuerdan la escena. En el Zeitgeschichtliches Forum hicimos un recorrido guiado por la historia de Alemania desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta la instauración de la actual República Feder...

Diario de viaje: ¿Por qué nunca tienen anguilas?

El tiempo empieza a parecerse a lo que suele ser en Alemania: mañanas lluviosas en las que apetece poco salir a la calle y que, de repente, se convierten en un soleado día en el que aprieta el calor y se iluminan los charcos que ha dejado la tormenta. El Elba no tiene un torrente demasiado potente en esta zona, apenas se escucha su fluido paso bajo el puente del ferrocarril o el de la carretera que lleva a Leipzig, sólo a veces el salto de algún pez, su regreso al agua tras esa pequeña eternidad en el aire, interrumpe el silencio que completa la puesta de sol. Anchas praderas de un verde húmedo, donde el camino parece no avanzar, se extienden a sus orillas. Poco más allá, al otro lado del río, estaba la frontera que separaba las dos Alemanias, la de la República Federal (BRD – Bundesrepublik Deutschland ) y la de la República Democrática (DDR – Deutsche Demokratische Republik ), la que separó durante tanto tiempo lo que no podía desunirse. Algo de esto nos han contado unas jubiladas co...

Diario de Viaje: Wittenberg. Primeros días.

Más o menos sin querer, he empezado una especie de sección en el blog. Como no voy a tener internet en casa estos días y seguramente no pueda escribir demasiado, voy a procurar ir escribiendo por aquí todo lo que vaya sucediendo en esta ciudad y en este país que tenga algo que pueda contarse, así tendré tiempo para que todo el mundo sepa lo que pasa y para tranquilizar un poco a quien pueda estar intranquilo. Me dejaré muchas cosas en el tintero y otra gran parte será poco o nada interesantes, pero bueno, una sección es una sección, y esta, además, va a ser poco meditada, es decir, escribiré y, según salga, así irá. Diario de viaje: Berlín. Día 2 El avión ha llegado puntual al aeropuerto de Tegel. Después de pasar toda la noche en vela el vuelo ha sido para descansar, o para intentarlo, pues 42 minutos dan poco de sí. Ya era bastante de día cuando el avión ha despegado, así que hay poco reseñable del vuelo además del pequeño desayuno (dulce y té) que oferta Lufhansa y que se echa mucho...

Diario de viaje: Aeropuertos: Frankfurt Airport

En este aeropuerto el silencio es solemne, sólo el aire acondicionado lo rompe, las televisiones, dos por cada puerta de embarque, apenas si se oyen y los viajeros, que a esta hora escasean, se dirigen en silencio a por sus maletas. Las tiendas ya han cerrado, los trabajadores, cansados, se juntan y se saludan. Todos, casi todos, van a casa mientras el aeropuerto queda vacío pero iluminado, como si la vida siguiera a pesar de los pocos que quedamos aquí. Junto a la cristalera, en esta especie de cafetería sin camareros y con la máquina de café apagada, se ven cientos de puntos rojos y azules, luces de todas las clases, coches de carga y algún que otro avión que, a estas horas, todavía tiene camino por delante. A mí me esperan unas pocas horas hasta que llegue el momento de tomar el otro vuelo con destino Berlín, y acercarse hasta Frankfurt en plena noche y sin conocer la ciudad quizá no sea la mejor idea, así que me quedaré en esta silla, acabaré con la batería del portátil, supongo, y...

Sin vuelta aparente

Hace tiempo -dos, quizá tres meses- que uno viene preparándose para esto: empaquetar y desempaquetar, encajar y desencajar  el tiempo y sus consecuencias, todo lo que han ido creando el espacio y las acciones, la amargura y el silencio. Tu silencio. Desde el principio sabíamos cuál era el final de esta historia, cómo habría de terminar todo si algún día empezaba de verdad, y cuando empezó no pudimos negarlo, no pudimos decirnos que no a nosotros mismos- No quisimos creer nuestra propia verdad, nuestra propia historia. Ahora ya han pasado tres años, las cajas se van vaciando de ropa y de papeles, y con ellos y las fotos la habitación se llena de recuerdos, de realidades sólo nuestras. Seguramente nunca más compartamos esa vida que nos unió al futuro, y seguramente el futuro no será como lo imaginamos cuando aún no conocíamos el presente, pero será el nuestro. Quizá, quién sabe, los recuerdos se pierdan entre otros muchos en la amarga melancolía de la edad, o tal vez permanezcan cuan...

Calle Prado (II)

Las paredes de esta habitación se vacían de nuevo y poco a poco vuelve a verse por todas partes el color azul que las recubre. Esta vez es todo, posiblemente, para siempre. Hace ya tres años que puse por primera vez los pies en esta ciudad que no dejará de habitarme, pero en la que yo ya no estaré. El otoño que llegará tras el verano que va a empezar no me regresará a Salamanca. Todo acabará de nuevo. Todo. Quedará la posibilidad de volver, pero desde que la partida será la menos probable: ¿volver para qué?, ¿volver para quién? Caminante, no hay camino  rezan los versos de Machado y, con cada minúsculo paso, uno se da cuenta de que es verdad, de que no hay camino ni vereda, de que pisar fuerte es la única forma de abrir el paso. Desde ya las cajas se amontonan y la incertidumbre se pasea entre los huecos y el vacío sólo se cubre bajo las sábanas, y sólo a veces.

Oxímoron (?)

Es hora de empezar a terminar.

Una verdad

"Elija bien. Lo único que nos queda son recuerdos, al menos que sean lindos, ¿no?" El secreto de sus ojos.  

Las noticias: Krahe

Sigo abriendo el periódico sin ganas, da igual el que sea, en todos no hay más que noticias que lo impulsan a uno a cerrar el ordenador, la puerta, las ventas y dormir, huir al mundo de los sueños y despedirse de este en el que todo parece ir cada día peor, en el que las leyes de la lógica no existen, o no se tienen en cuenta (aquello de las leyes están para saltárselas). Hoy, la única noticia que he visto y me ha alegrado un poco, por coherente, por justa, por lógica, es la que anuncia que Krahe ha sido absuelto . Menos mal. Escucharemos sus canciones como remedio contra el mundo.

Vacaciones al olvido

Las puertas se abren y se cierran con fuerza, casi con violencia. El tránsito de huéspedes no para ni un minuto: unos entran y otros salen. Dentro hay un vestíbulo enorme, lleno de gente con maletas y niños correteando. Fuera, por la parte de atrás del hotel, hay una especie de jardín, todo de césped, y una piscina. Los turistas, los bañistas, se agolpan ante una barra de bar que hay fuera, junto a las hamacas. Justo enfrente, a la sombra de unos toldos a rayas blancas y azules, estás tú. Ahora lo sé porque he escuchado ya tu nombre, de uno de esos críos que corren a tu alrededor, pero entonces no lo sabía. No sabía que fueras tú, aunque te veía y buscaba en mi mente alguien a quien ponerle tus ojos. No parecías tú. Te vi, tu cara me era familiar, pero como la de tantas otras personas que veo por la calle, como aquel camionero que había visto, unos meses antes, entrar borracho a un bar en el que esperaba encontrar a su mujer, la que lo había dejado hacía poco, y que, cuando vi su foto ...

Aquí todo tiene su tiempo

Miraba por la ventana como absorta, llena de dudas, muda pero con la elocuencia en los ojos, en la frente. No movía los labios ni un solo milímetro, sin embargo lo decía todo con su postura, con los ojos abiertos, mirando a la calle sin ver ni un solo palmo de ella. Sentada junto a la ventana, al refugio del agua que caía en primavera para aliviar el calor sofocante. Pero el calor no amaina: derrite las aceras, los escaparates, el sudor casi se evapora en las camas, el agua no consigue crear charcos, al poco ha desaparecido del suelo, que levanta un humo espeso y asfixiante. Llueve solamente humedad. Ella sigue pegada a la ventana y ha empezado a morderse las uñas, como nerviosa. Sus ojos todavía tienen la misma actitud, ven caer las gotas de lluvia contra los coches, contra las ventanas, pero yo no tengo claro que sepa lo que pasa, que vea más allá de la lluvia y que sienta más allá del sonido de la ruptura con el presente, con lo que hay, del tiempo indefinido que está por llegar, de...

Calle Prado (I)

Por la ventana abierta entran las voces de la calle, el sonido de los vasos de quienes, en las terrazas de los dos bares que están junto al portal, beben y pasan la noche, ahora que aún no hace un calor sofocante, mientras el camarero, bajito, moreno, no demasiado fuerte, recoge las sillas que han ido quedando vacías. Algún que otro coche pasa junto a ellas de vez en cuando, borrando las risas por un instante, breve pero demasiado extenso. La luz es la justa, dentro y fuera. No se necesita más para ver. Algunas ventanas, iluminadas, muestran vida en unas casas que hasta ahora me habían parecido vacías, siempre. Pero ahora ya no, ahora que sé que pronto no estarán ahí, como el árbol que cae en el bosque y que nadie ha visto caer, por lo que no ha caído, ahora, digo, es cuando las veo. Cuando sé que no tendrán vida, porque sólo serán recuerdo. Y los recuerdos no laten. La ventana seguirá abierta un tiempo, dejará entrar la luz y las voces, el ruido de los coches y las risas de madrugada ...

Encierro Facultad de Geografía e Historia

Los actos simbólicos se suceden en todas partes, como una epidemia inocua, con la esperanza de que se preste atención en ellos, en la calle, pero de momento se consigue poco. Mañana aparecerá Botín por Salamanca, parece ser, irá al Edificio Histórico mientras que los alumnos siguen encerrados en la Facultad de Derecho, mientras yo escribo esto desde el aula 14 de la Facultad de Geografía e Historia a las 4.11 de la noche. Planto aquí el manifiesto que hemos redactado, ¿para qué? Pues quizá para demostrar que somos unos cuantos (75 estábamos aquí metidos) y que, aun en época de exámenes, alguna molestia nos tomamos: Comunicado de la Asamblea del Encierro en la Facultad de Geografía e Historia Salamanca, 25 de Mayo 2012 Facultad de Geografía e Historia Reunidos en asamblea, los alumnos  encerrados en la Facultad de Geografía e Historia manifestamos: Nuestro rechazo unánime al Real Decreto-Ley 14/2012, del 20 de abril, de medidas urgentes de racionalización del gasto público en el ámb...

¿La pública, de luto?

Hoy, más que de huelga , estoy de luto. Me pregunto si esta huelga llevará a algún sitio, además de a que los trabajadores que hoy no han ido a sus puestos de trabajo pierdan algo de su sueldo. Seguramente no. No porque el problema es, como siempre, la burocracia, los tiempos, la legalidad, el hundimiento de la ética. Mientras ellos tengan el dinero y nosotros lo necesitemos, la única opción es trabajar por menos, aguantar, o saltarse la legalidad y optar por la acción y la desobediencia civil. Y no es que esté a favor de la violencia, por supuesto, pero no hay manera de acabar con esto razonando, ¿o es que nadie se da cuenta de que no importa cuántos llenen las calles , cuántos salgan a gritar por sus derechos? La desobediencia civil es también, y más ahora, la resistencia pacífica, arriesgarse a los arrestos, al escándalo, pero, como están las cosas, ¿quién deja de estudiar para irse a las calles, a las plazas, a saltarse las vallas que bloquean el camino de la educación pública en f...

Entrada absurda y necesaria.

Escribo esto casi por necesidad, por contar, porque los días en los que uno no puede hacer nada más que mirar por la ventana, escuchar la radio e intentar leer son lo más aburrido del mundo y, por supuesto, escribo aquí porque no puedo escribir en papel tirado en la cama. Y escribo sin tener muy claro de qué o siquiera para qué. No tengo nada que contar ahora mismo, o sí, quizá tantas cosas que no sé elegir una sola: ha sido el aniversario del 15-M y yo lo he visto en la prensa, sin poder salir a la calle; Francia tiene nuevo presidente, Hollande, de izquierdas, bueno, del Parti Socialiste, que sabemos que no siempre es lo mismo; definitivamente el curso que viene estaré en Alemania estudiando, en la ciudad de Beethoven, inscrito y todo ya en la Universidad del nombre kilométrico de la ciudad de una sola sílaba (lo que son las ironías, oigan); y otras tantas cosas (tijeras por aquí, recortes por allá...) de las que podría haber escrito en su día, no por contarlas, que para eso ya están...

Tabúes

Me pregunto cuántas veces habría pedido la ciudadanía alemana, que parece ser la que nos guía por la senda de la recuperación económica en los tiempos que corren, la cabeza de la canciller Angela Merkel o su Bundespräsident si hubieran sido ellos quienes, con como están las cosas , se hubieran ido a cazar elefantes a Botsuana en viaje privado a costa del dinero que ganan de los contribuyentes. Pongo a los alemanes porque parece que son el modelo a seguir en lo económico, pero ¿qué habría pasado si, en lugar del Rey, hubiera sido algún presidente, qué habría hecho la oposición? Pero no, el Rey ha pedido perdón, avergonzado y tímido, como un crío que hace una travesura de la que esperaba que nadie nunca se enterara. Pero se rompió la cadera, lástima que ese "susto" no le vaya a servir para cambiar , y mucho menos para cambiarlo. Y la pregunta es, ¿tendremos que aguantarlo, a él y a su familia, para siempre? En el balcón del piso en el que vivo cuelga una bandera republicana de...

Entre el arte y la osadía(?)

El arte, como forma de conocimiento, es imperfecto, no sigue unas reglas básicas, ni siquiera aquella de la verosimilitud, que decía Aristóteles del drama, o, al menos, no tiene por qué seguirlas. Es una forma de conocimiento, por lo tanto, que no es tal, que da a conocer verdades no absolutas y, de este modo, no son verdades, pero tampoco son mentiras. Como forma de creación, el arte busca la perfección, lo sublime, en el campo que sea, la más perfecta descripción de la belleza o de la destrucción, da igual: la perfección: perfecto, de perficio  ( perfeci, perfectum ; per  +  facio ), llevar a término una acción, acabar. Así, la perfección es la cualidad de lo que está completamente terminado, y, el arte, como tal, como búsqueda, no puede, por definición (la definición de búsqueda es eso, búsqueda, no encuentro) ser perfecto, pero se le acerca a la idea que el autor de la obra que sea tiene de la perfección. O eso es lo que nos han vendido . Si el arte no fuera la búsque...

Sombras en Madrid

La noche cae sobre Lavapiés y el barrio no pierde su fuerza. Hace calor y en la calle, a la salida del teatro Valle-Inclán, un centenar de personas toma el aire como si el mundo estuviera paralizado. Debe de haber, en la misma plaza, al menos cuarenta nacionalidades diferentes, personas de toda raza y preferencia bajo las mismas luces. En las ventanas, la gente asomada para ver el espectáculo de la vida en comunión, con un aura de humildad y lógica. Al fondo de la plaza, en una esquina, una luz se enciende y unas cortinas se mueven un poco. Una sombra parece desvestirse y vestirse de nuevo, pero sólo eso, una sombra que se pone y se quita la ropa tras una cortina. La luz se apaga y pocos segundos después vuelve a encenderse. La misma sombra cruza la habitación, no sabemos si la misma persona. Unas pocas calles más arriba, entre las sábanas de algún cuarto desgastado, el mundo desaparecerá, y quedarán también otras sombras, mientras en la calle continuará el ruido de la gente en los ban...

Un poema: La ciudad

La ciudad Dices: "iré a otras tierras, a otros mares. Buscaré una ciudad mejor que ésta en la que mis afanes no se cumplieron nunca, frío sepulcro de mi sentimiento. ¿Hasta cuándo errará mi alma en este laberinto? Mire hacia donde mire, sólo veo la negra ruina de la vida, tiempo ya consumido que aquí desperdicié". No existen para ti otras tierras, otros mares. Esta ciudad irá donde tú vayas. Recorrerás las mismas calles siempre. En el mismo arrabal te harás viejo. Irás encaneciendo en idéntica casa. Nunca abandonarás esta ciudad. Ya para ti no hay otra, ni barcos ni caminos que te libren de ella. Porque no sólo aquí perdiste tú la vida: en todo el mundo la desbarataste. De Konstantinos Kavafis, en versión de Ángel González.

Breve historia de la búsqueda de un libro

Todo tiene su historia, unas son más curiosas, más divertidas, más especiales, o lo que sea que otras, eso está claro. Por ejemplo, yo empecé a coleccionar El Principito antes de haberlo leído, siquiera. En Alemania, el primer verano que pasé allí. Por una serie de razones que no recuerdo, la madre de una amiga mía, después de hablarme del libro durante varios días y darme un par de cedés con el audiolibro de " Der kleine Prinz ", del que no entendía una de cada dos palabras, decidió, el último día de mi estancia allí, en una librería que caía de camino, mientras íbamos al aeropuerto, comprar la edición en papel y regalármela, para que me fuera más fácil comprender lo que decían. Eso fue en el verano de 2007, en Neckargemünd. Hoy, casi cinco años después, con no demasiados principitos, ha aparecido otro en el buzón. No lo esperaba aunque fuera yo el que lo buscó y lo pidió en tres librerías de Groningen hace poco más de un mes. No lo había pensado antes de ir -de lo contrario...

Para reflexión: Literatura y sociedad democrática

Escribe el recientemente fallecido Miguel García Posada en El vicio crítico verdades como puños. Una de ellas es esta: "La gran literatura posee un grado de refinamiento que resulta difícilmente compatible con los usos de las grandes masas incorporadas a los hábitos del consumismo. No cabe esperar de los poderes públicos -de los poderes democráticos, quiero decir- especial atención o interés por la literatura. Los votos se consiguen patrocinando grandes competiciones deportivas. Dista de ser inocente que la literatura pierda puntos en los sucesivos programas de instrucción pública. Servir, lo que se dice servir, en el sentido más pragmático de la palabra, no sirve para gran cosa. Tampoco sirve para dominar con soltura el idioma materno, digan lo que digan algunos (ahí es nada: Góngora en una clase de lengua castellana)." Miguel García Posada  Sirva pragmáticamente  o no lo cierto es que va perdiendo favores la literatura entre el sector político gobernante. Más ahora. No teng...

Cuando en el mundo es al contrario

Alles in der Welt läuft doch auf eine Lumperey hinaus, und ein Kerl, der um anderer willen, ohne daß es seine eigene Leidenschaft ist, sich um Geld, oder Ehre, oder sonst was, abarbeitet, ist immer ein Thor. J.W.Goethe, aus Der Leiden des jungen Werthers Todo en este mundo viene a parar en simple nimiedad y el hombre que por voluntad de otros, sin seguir sus inclinaciones o su propia necesidad, se consume trabajando por el dinero o por los honores, será siempre un loco.  J.W.Goethe, de Las desventuras del joven Werther                         (Trad. de Manuel José González para Cátedra) 

Rebatirla

Cuando uno lee o escucha un poema lo adapta a sí mismo, a sus circunstancias, a su vida, hasta que encaja casi a la perfección. Aunque sea en el pasado. El aire Por abrazar el aire me he llegado hasta aquí. Solo por dar sentido a una carencia y rebatir la soledad.  Ángel Campos  Ahí está todo. Y quizá más.

Pequeño diario de un viajero

Volver a la habitación vacía y desordenada de un invierno frío y seco tras el viaje no reconforta. Deshacer la mochila en la que va sobre la espalda el tiempo desaparecido -y nunca perdido- es reconocer la victoria de la desidia, del cansancio y el pasado. La derrota propia en la lucha por la permanencia. El avión vuela ya desde el presente a un tiempo incierto: como era el venir, y ya dejó de serlo. No hay vuelta sin ida, pero siempre la ida tiene una vuelta. Siempre. Porque si se abandona, se huye, y la huida no es más un nuevo comienzo, una ruptura total. La nieve se acumula en los cristales, choca contra ellos y contra ella misma, sobre el suelo, sobre el hielo que inunda los lagos, que da permiso a patinadores para caminar, como Jesús, sobre las aguas. Esta nieve que recibe a los novatos en el país no es siquiera un enemigo de quien la encuentra día tras día al salir a la calle, desde la habitación cálida y acogedora en la que se suceden los sueños, de quien, con los pies desnudos...

A propósito de aquello

Quien acaba de llegar ha hecho un camino, o incluso está en ello, y, puesto que lo importante no es sino el camino, quien debería hablar no es quien está, sino quien llega, quien se inventa, quien adelanta y acelera, quien se equivoca, quien canta a lo que no tiene o ni siquiera existe. Porque quien busca la melodía sabe cuál no es la correcta, y eso ya es algo, es más que nada, mucho más de lo que tiene quien cree tenerla, quien no se atreve con el nuevo sabor. También en el error está la virtud. Atrévete a errar.

Negación no autoritaria

Me niego a reconocer la autoridad, y las respuestas, de quien, a una pregunta, sólo contesta porque s í o porque no hay otra . Me niego a la autoridad académica, como si fuera la única, como si la ética no estuviera por encima de los libros que hablan de ella, contra ella. Como si el tiempo no pusiera cada cosa en su sitio, tal vez incorrecto. Seguramente incorrecto. Me niego, no la acepto como superior, no como única, no como verdad universal, occidental, blanca, masculina, heterosexual y académica. Me niego a renunciar a que la autoridad está en declive, a que su futuro no es más que la dialéctica entre el tú y el yo, entre quien la ejerce y en quien, antes, se ejercía. Me niego a la verdad en la que caben las dudas, en la que una sola pregunta pueda quedarse en porque sí, porque no hay otra.

Leer no es cosa de niños

En el colegio le enseñan a uno a leer, a unir letras para formar sonidos que forman palabras que constituyen el lenguaje. Más adelante esos conocimientos se van poniendo a prueba, las lecturas se van haciendo de más letras y de menos dibujos, de más contenido y lenguaje. En el instituto, se supone, cada uno es capaz de leer, o sea, pasar del papel a la lengua, y de entender, que está explícito en el primer infinitivo aunque a veces no lo parezca. En casa uno perfecciona su técnica -su velocidad, su entonación cuando lee en voz alta, si ritmo-, en la comodidad del silencio del hogar, en la de la ropa práctica. En la Universidad todos somos perfectos leedores , todos entendemos y tenemos una técnica propia definida, al menos por el momento. Aquí estamos todos seguros de que leer es un proceso natural, ya no parece aquella difícil cuestión de unir letras para participar del lenguaje que fue en su día. Pero, aquí también, llega un día en el que lo que lees no es sólo lo que lees, sino que ...

Reflexiones sobre los hechos recientes acontecidos entre figuras políticas españolas del último siglo.

Muerto el perro, ¿se acabó la rabia?

Coincidencia (?)

Ayer estuve viendo en la2 el documental " La doctrina del Shock ", recomendable para todo aquella persona que no lo haya visto y le interese algo, sólo un poquito, la invasión económica occidental. Y hoy, a contrarreloj, como casi siempre, he empezado con el libro de Edward W. Said Orientalismo . Pues bien, si ayer hablaban de economía tras el 11-S y las implicaciones mundiales que eso conlleva, en el "Prólogo a la nueva edición española", justo al final, Said comenta: Por encima de todo me parece que la simbiosis entre España y el islam nos proporciona un maravilloso modelo alternativo al crudo reduccionismo de lo que se ha dado en llamar el "choque de civilizaciones", una simplificación de la realidad originada en el mundo universitario norteamericano que sirve a los propósitos de dominación de Estados Unidos como superpotencia tras el 11 de septiembre, pero que no transmite la verdad de cómo las civilizaciones y culturas se solapan, confluyen y se nutr...